58 familias en carpas sin servicios en barrio 12 de Octubre, Bucaramanga, 16 días tras incendio

Compartir en redes sociales

Un devastador incendio ocurrido el 12 de diciembre arrasó con 58 viviendas en el barrio 12 de Octubre de Bucaramanga, dejando a 58 familias a la intemperie. Dieciséis días después, estas personas continúan viviendo en un campamento improvisado en una cancha cercana, sin acceso a servicios básicos como agua potable, baños ni electricidad adecuada, en medio de la indiferencia de las autoridades que no han proporcionado soluciones concretas.

Las familias se refugian en carpas de tres por dos metros montadas sobre estibas de madera y colchonetas, enfrentando condiciones precarias donde el acceso al agua se limita a un tubo en la entrada de la cancha. Sin baños disponibles, tienen que hacer sus necesidades al aire libre o entre los escombros, lo que agrava los riesgos de enfermedades, exposición al sereno, la presencia de serpientes y ratas, y la falta general de higiene. Mientras tanto, donaciones de ciudadanos han ayudado con alimentación, y los niños intentan transformar las carpas en áreas de juego para sobrellevar la tragedia.

Voces de las damnificadas

Entre las afectadas destaca Rosalba López, quien relató el momento del incendio junto a sus tres hijas de seis, cuatro y dos años.

«El incendio fue al lado de mi casa. Lo primero que agarré fue a mis tres hijas, de seis, cuatro y dos años, y las mandé donde una vecina. Empecé a sacar mi cilindro y mi ventilador; ya después todo se prendió y no se pudo hacer más nada».

Rosalba López, damnificada

Diana, líder de los afectados, describió las penurias diarias en el campamento.

«El sereno me hace daño, a mis hijas les está haciendo daño. Difícil, los días son difíciles; nos ha tocado aguantar de todo. Cada vez que llueve nos mojamos. Toca sacar los colchones y la ropa, y eso es duro, porque en una casa ya uno está cómodo, no le toca hacer eso. Acá nos ha tocado muy duro».

Diana, líder de los afectados

«No tenemos baño. Nos toca soportar más de 12 horas para poder orinar, porque aquí no hay dónde hacerlo. Nos estamos enfermando, no tenemos nada. Mire cómo estamos, no tenemos nada. Pedimos que, por favor, vengan, nos solucionen, nos saquen de acá. No queremos estar acá».

Diana, líder de los afectados

Rosalba López enfatizó la humillación de la falta de privacidad.

«Tengo tres niñas y me toca vivir acá; nos toca hacer nuestras necesidades al aire libre, me toca bañarlas al aire libre y que todo el mundo me las vea. Eso es lo más duro de perderlo todo. Esto no es apto para vivir. Todas las personas necesitan un techo y un hogar cómodo, por lo menos para sus necesidades».

Rosalba López, damnificada

Beatriz expresó gratitud por las ayudas, pero criticó la superficialidad de las visitas.

«Sabe qué, periodista, estamos muy agradecidos con las ayudas, nos llegaron al corazón. Pero sabe algo: la gente viene, toma fotos y se queda por ahí una hora y se va. Nadie sabe verdaderamente lo que es vivir acá, dormir en esas carpas, no tener un baño, cocinar en la calle y menos bañarse en una pila y que todo el mundo lo vea».

Beatriz, damnificada

La crisis persiste sin respuestas oficiales, mientras las familias claman por un techo digno y soluciones urgentes para evitar un colapso sanitario en el corazón de Bucaramanga.

Sigue leyendo