Diversificación en el Quindío: la cúrcuma como opción para la agroindustria regional
En la región, la producción de cúrcuma enfrenta un escenario complejo: la siembra es baja y la capacidad para sostener un mercado rentable es limitada, según el Plan Departamental de Extensión Agropecuaria. Datos institucionales del plan señalan estas tendencias actuales.
La economía agrícola de la zona continúa priorizando cultivos tradicionales como café y plátano, lo que se refleja en la distribución de tierras y predios.
- Plátano: 26.000 ha en 5.011 predios
- Café: 17.926 ha en 5.749 predios
La cúrcuma aparece como cultivo emergente, con condiciones agroclimáticas adecuadas para su desarrollo en el Quindío. Se destacan rangos de temperatura entre 20 y 30 °C, climas cálidos y húmedos, suelos con buen drenaje y elevado contenido de materia orgánica, factores que respaldan su uso como alternativa para diversificar las zonas cafeteras.
“La cúrcuma puede convertirse en una alternativa viable para diversificar las zonas cafetaleras, siempre que cuente con asesoría técnica y evaluación económica que permita dimensionar costos y beneficios”, – Santiago Mesa Peña, director de Desarrollo Agropecuario del Quindío
El funcionario también subraya la carencia de información técnica y de estudios que permitan definir con precisión la relación entre inversión y retorno. Variables como densidad de siembra, variedad cultivada, condiciones agroecológicas y manejo poscosecha resultan determinantes para una posible expansión; además, no existen datos oficiales sobre costos de insumos, mano de obra y rendimientos.
En Calarcá se concentra la mayor cantidad de productores de cúrcuma, beneficiando a 37 familias mediante el Proyecto de Apoyo a Alianzas Productivas (PAAP), coordinado por la Secretaría de Agricultura, Desarrollo Rural y Medio Ambiente. Este instrumento del Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural busca fortalecer la comercialización al enlazar a pequeños productores con aliados comerciales dentro de propuestas productivas rentables y sostenibles.
Paralelamente, existen agricultores independientes en Armenia, Montenegro, Génova y Quimbaya, aunque su registro estadístico formal aún está pendiente.
En cuanto a la dinámica de precios, la cúrcuma fresca se comercializa localmente entre 1.300 y 1.500 por kilogramo, mientras que la versión seca y molida alcanza 15.000 por kilogramo, según los cultivadores de la zona. A nivel nacional, los valores oscilan entre 800 y 1.000 por kilogramo para la fresca, y hasta 20.000 la libra para la seca y molida.

















