El presidente de Colombia, Gustavo Petro, extendió una invitación pública al expresidente Álvaro Uribe Vélez para visitarlo en su oficina y compartir un «buen tinto» mientras conversan, en un gesto realizado a través de su cuenta en la red social X (@petrogustavo). Esta propuesta surge como respuesta directa a un intercambio de críticas entre ambos líderes políticos, que ha escalado recientemente en las redes sociales, donde Uribe, líder del Centro Democrático y mandatario entre 2002 y 2010, cuestionó el tiempo que Petro dedica a responderle en lugar de enfocarse en gobernar.
El intercambio comenzó con Uribe reprochando al actual presidente por perder tiempo en «rascas» y sugiriendo que se desenguayabara, refrescara la cabeza y mirara ejemplos como Gerald Ford. Petro, por su parte, rechazó la oferta implícita de Uribe de visitarlo en su casa, argumentando que se aburriría con tinto, empanadas y agua, y en cambio lo invitó a su oficina, mencionando que su gastritis le impide tomar aguardiente, bebida que Uribe había ofrecido previamente. Este diálogo público se enmarca en acusaciones mutuas de corrupción electoral: Uribe alega que Petro se eligió con irregularidades, violando topes de campaña e incorporando dinero indebido, mientras Petro contraataca recordando supuestos vínculos de Uribe con narcoterroristas y paramilitares, responsables, según él, de la muerte de decenas de miles de personas humildes y trabajadoras durante su gobierno, una era de terror que no debe repetirse.
Acusaciones cruzadas y contexto electoral
El origen de esta nueva andanada de críticas radica en la reciente sanción impuesta por el Consejo Nacional Electoral (CNE) a la campaña presidencial de Petro en 2022, lo que ha reavivado las pugnas entre ambos. Petro ha insistido en que el pueblo lo eligió legítimamente, contrastando con lo que califica como la elección de Uribe respaldada por «mucha fuerza paraca» de narcoterroristas, y ha mencionado conexiones con figuras como el senador estadounidense Marco Rubio, delegado de Donald Trump, además de referencias a caballos de paso fino y haciendas en Rionegro. Uribe, en tanto, ha calificado la democracia bajo Petro como «mafiosa», a lo que el presidente respondió que «no existe una democracia mafiosa, eso es un contrasentido».
«Usted, Álvaro, brinda aguardiente y la gastritis no me deja tomar aguardiente. Puede venir como antes a mi oficina y se toma un buen tinto y hablamos.»
Gustavo Petro, presidente de Colombia
«Pte Petro pierde el tiempo al dedicarme sus “rascas”, debería desenguayabar, refrescar la cabeza, mirar al Gerald Ford y a su jefe (sic).»
Álvaro Uribe Vélez, expresidente de Colombia
Este enfrentamiento público en X continúa una larga historia de rivalidad entre los dos exsenadores y ahora figuras antagónicas del espectro político colombiano, donde las acusaciones de alianzas con grupos criminales, paramilitares y narcotraficantes han marcado sus interacciones. Mientras Petro defiende su mandato enfatizando la elección popular y advierte contra el retorno de épocas violentas, Uribe mantiene su postura crítica, cuestionando la legitimidad del actual gobierno. La invitación al diálogo, aunque cargada de ironía, abre una puerta inesperada en medio de la polarización, aunque su concreción parece remota dada la intensidad de las diferencias.
«Tu alianza con los narcoparamilitares mató decenas de miles de personas. Una era de terror que no debe volver jamás. Todos los asesinados eran gente humilde y trabajadora, dejaste que matarán un pedazo de Colombia (sic).»
Gustavo Petro, presidente de Colombia
