El 1 de diciembre de 2025 inició en Colombia la negociación del salario mínimo para 2026 en la Comisión Permanente de Concertación de Políticas Salariales y Laborales, con la propuesta del Gobierno de Gustavo Petro, representado por el ministro Antonio Sanguino, de un aumento del 11 por ciento. La sesión de instalación contó con la presencia de figuras clave como Bruce Mac Master, presidente de la Andi, y se vio marcada por el retiro de Fenalco, liderado por Jaime Cabal, quien argumentó falta de diálogo genuino. Esta propuesta gubernamental busca mejorar el poder adquisitivo de los trabajadores basándose en la inflación y la productividad, en un contexto de alta informalidad laboral que alcanza el 56 por ciento a nivel nacional y supera el 80 por ciento en el sector agropecuario.
El salario mínimo actual para 2025 se sitúa en 1.423.500 pesos sin incluir el auxilio de transporte, y con el incremento propuesto por el Gobierno ascendería a 1.580.085 pesos en 2026. En contraste, Fedesarrollo recomendó un ajuste entre el 6 y el 7 por ciento, lo que con el tope del 7 por ciento elevaría el salario a 1.523.145 pesos, fundamentado en la inflación de octubre de 2025 del 5,51 por ciento y la productividad laboral estimada en 0,91 por ciento. La Andi, por su parte, insiste en una discusión técnica que considere no solo estos indicadores, sino también el impacto en el empleo formal y la competitividad empresarial, mientras que la propuesta gubernamental ya está incorporada en el Proyecto de Presupuesto General de la Nación para 2026.
Críticas gremiales y llamados a la mesura técnica
Camilo Sánchez, presidente de Andesco y del Consejo Gremial, ofreció una rueda de prensa al día siguiente, el 2 de diciembre, para expresar las preocupaciones del sector empresarial y de servicios públicos ante el incremento propuesto. Sánchez destacó la necesidad de priorizar criterios técnicos sobre incrementos ambiciosos que podrían agravar la pérdida de empleos formales, en un escenario donde la informalidad domina el mercado laboral.
«En el presupuesto nacional el incremento ya está escrito: 11%. Así dice el presupuesto. Esto no es una sorpresa».
Camilo Sánchez, presidente de Andesco y Consejo Gremial
El líder gremial enfatizó que la mesa de concertación, con representantes del Gobierno, empresas y sindicatos, debe enfocarse en fórmulas realistas como la inflación más uno o dos puntos por productividad, advirtiendo que aumentos mayores solo alimentan la inflación futura y perjudican la formalidad laboral.
«Aquí no estamos en la competencia de quién sube más el salario mínimo, sino en cómo hacemos para que perdamos menos salarios formales».
Camilo Sánchez, presidente de Andesco y Consejo Gremial
«La informalidad laboral está en el 56%».
Camilo Sánchez, presidente de Andesco y Consejo Gremial
Sánchez también alertó sobre la informalidad en el agropecuario, superior al 80 por ciento, y respaldó la participación técnica de los gremios aunque no genere aplausos inmediatos, priorizando la sostenibilidad económica a largo plazo.
«La informalidad del sector agropecuario es superior al 80%».
Camilo Sánchez, presidente de Andesco y Consejo Gremial
«Lo serio es inflación más uno o dos puntos por productividad. Lo demás se lo come la inflación».
Camilo Sánchez, presidente de Andesco y Consejo Gremial
«Acompañamos esa mesa técnica. Puede que no nos ganemos los aplausos, pero los aplausos de hoy son lágrimas del mañana».
Camilo Sánchez, presidente de Andesco y Consejo Gremial
La negociación, que se desarrolla en un marco de tensiones por el alineamiento presupuestal del Gobierno y las demandas de rigor técnico de los gremios, pone de manifiesto las divergencias sobre cómo equilibrar el bienestar de los trabajadores con la generación de empleo formal en Colombia, donde la productividad proyectada para 2026 y los efectos en la competitividad serán determinantes en las próximas sesiones de la comisión.
