En el tercer domingo de Adviento, conocido como Domingo Gaudete, que se celebra este 14 de diciembre, miles de familias católicas de Manizales y sus alrededores se reúnen en sus hogares y parroquias para encender la tercera vela rosa de la corona de Adviento. Esta tradición marca el punto medio de la preparación para la Navidad, simbolizando el gozo con la palabra latina «Gaudete», que invita a regocijarse porque el Señor está cerca. Durante estas reuniones familiares, se leen pasajes bíblicos como Isaías 35:1-6 o el Magníficat, se elevan oraciones de gratitud y se comparte un momento de reflexión comunitaria.
La corona de Adviento, con sus cuatro velas, representa el período litúrgico de cuatro semanas dedicado a la reflexión y preparación interior para la llegada del Niño Jesús en la tradición católica. Las dos primeras velas, de color morado asociado a la esperanza, la fe o la paz, se encienden en los domingos previos, pero este tercer domingo cambia el tono de una espera sobria a uno de alegría palpable, destacando la vela rosa que evoca el gozo y cuya llama recuerda a Cristo como luz del mundo. Esta costumbre se originó en las comunidades cristianas europeas de los siglos XVI y XVII como un recurso pedagógico para enseñar la fe a las nuevas generaciones.
El llamado al regocijo en las Escrituras
El Domingo Gaudete invita a las familias a centrarse en la proximidad de la salvación, transformando la corona en un símbolo vivo de esperanza que ilumina los hogares manizaleños en esta etapa final de preparación. La rosa no solo rompe la uniformidad morada, sino que infunde un espíritu festivo, recordando que la venida del Señor trae alegría inminente.
“Alegraos siempre en el Señor. Os lo repito: ¡Alegraos! El Señor está cerca.”
San Pablo
“Señor, al encender esta vela rosa, reconocemos que tu venida está cerca. Que la alegría que simboliza inunde nuestros corazones y hogares. Ayúdanos a ser luz para los demás, y a mantener la esperanza y el amor que nos has dado en esta última etapa de preparación. ¡Ven, Señor Jesús!”
Oración del tercer domingo de Adviento
Así, en Manizales, esta práctica fortalece los lazos familiares y parroquiales, invitando a todos los católicos a vivir el Adviento con renovado entusiasmo, preparándose no solo para la Navidad, sino para ser portadores de esa luz y gozo en la comunidad.

















