El paro armado nacional decretado por el Ejército de Liberación Nacional (ELN) durante las últimas 72 horas ha concluido, dejando un saldo trágico de al menos cinco personas muertas y cerca de 60 acciones terroristas reportadas en una veintena de departamentos de Colombia. Esta escalada de violencia incluyó explosiones, bloqueos con explosivos, amenazas y restricciones a la movilidad, afectando principalmente regiones como Santander, Norte de Santander, La Guajira, Sucre, Chocó y Antioquia, con un foco intenso en zonas como Cúcuta, Villa del Rosario, Puerto Santander en Norte de Santander, el sur de Cali y el peaje La Lizama entre Bucaramanga y Barrancabermeja.
Entre las víctimas fatales se encuentran dos policías abatidos en explosiones en el sur de Cali, un civil en un ataque en Norte de Santander, dos jóvenes en Cúcuta cuya muerte está bajo investigación, y un conductor de ambulancia en un ataque a la subestación de Policía en Puerto Santander. Además, una funcionaria resultó herida en el peaje La Lizama. Estas cifras preliminares de las autoridades reflejan la parálisis en rutas clave y la tensión generada en áreas urbanas y rurales, donde la población vivió momentos de temor por las restricciones impuestas durante el paro armado.
Impacto en la movilidad y la seguridad nacional
El registro oficial destaca cómo las acciones del ELN provocaron bloqueos y atentados que paralizaron la movilidad en corredores estratégicos del país, desde las regiones orientales hasta las occidentales. En Norte de Santander, epicentro de varios incidentes, los ataques incluyeron amenazas directas y explosivos que pusieron en jaque la seguridad pública. Esta ofensiva, enmarcada en el paro armado nacional, ha intensificado la preocupación por la escalada violenta en Colombia, recordando la capacidad del grupo para generar caos en múltiples frentes geográficos.
Con el fin de estas 72 horas de zozobra, las autoridades continúan evaluando el alcance total de los daños y fortaleciendo medidas de seguridad en las zonas más afectadas, mientras la sociedad colombiana exige respuestas firmes ante esta nueva ola de terror que deja huellas profundas en comunidades de todo el territorio nacional.

















