El beisbolista colombiano Giovanny Urshela, estrella de las Grandes Ligas, denunció este lunes a través de su cuenta de Instagram el robo de joyas y otros objetos de valor en su vivienda ubicada en el norte de Barranquilla. Los delincuentes aprovecharon que la casa se encontraba desocupada para ingresar y dirigirse directamente al dormitorio principal, donde actuaron con una precisión que sugiere contaban con información detallada sobre la ubicación de las pertenencias valiosas. Afortunadamente, ni Urshela ni su familia se encontraban en el lugar en ese momento y todos se encuentran a salvo.
El cartagenero, oriundo del departamento de Bolívar, destacó que el monto del robo asciende a una alta cantidad monetaria, aunque no divulgó la cifra exacta. Este incidente ocurre en un contexto en el que Urshela se mantiene como agente libre tras ser liberado por los Oakland Athletics el pasado 17 de agosto. Durante la temporada 2025 con ese equipo, participó en 59 de 123 partidos, conectó 43 imparables con 14 dobles, un triple, impulsó 20 carreras y anotó 10, para un promedio al bate de .238.
Alerta sobre la delincuencia y mensaje de precaución
En su publicación, Urshela expresó su indignación por el hurto: “El turno fue para mí hoy en la ciudad de Barranquilla, donde la delincuencia tocó mi casa”. Aseguró que “afortunadamente estábamos por fuera de la casa” y filosofó que “lo material se recupera”. No obstante, lanzó una advertencia clara a sus seguidores: “Siempre estén pendiente de todo y de cada persona que los rodea, que el más cercano es el que puede estar haciéndote daño”.
“El turno fue para mí hoy en la ciudad de Barranquilla, donde la delincuencia tocó mi casa”.
Giovanny Urshela, beisbolista de Grandes Ligas
Esfuerzos por mejorar la seguridad en la ciudad
Aunque el robo evidencia vulnerabilidades, Barranquilla muestra avances en la lucha contra los hurtos a residencias: en octubre de 2025 se registraron 40 casos, un 31% menos que los 58 del mismo mes en 2024. Las autoridades trabajan en la construcción de nuevas estaciones de Policía y CAI, como el avance del 93% en la cimentación en El Bosque y los 10.000 metros cúbicos de subbase en Caribe Verde, además de la demolición de antiguas viviendas para nuevos CAI en El Limón y Alboraya. Urshela y su familia colaboran activamente con las autoridades para recuperar los bienes robados e identificar a los responsables.
Este suceso pone de nuevo en el radar la necesidad de vigilancia constante en una ciudad que, pese a los progresos, aún enfrenta desafíos de seguridad en sus zonas residenciales de alta gama.

















