El lunes 29 de diciembre, Alfredo Saade asumió正式 su cargo como embajador de Colombia en Brasil, en una ceremonia realizada en la sede de la embajada colombiana en ese país, tras recibir el visto bueno del gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva. Esta posesión responde directamente a las instrucciones del presidente Gustavo Petro para robustecer las relaciones bilaterales entre ambas naciones, en un momento en que la embajada había permanecido vacante desde julio de 2025, luego de la renuncia de su antecesor, Guillermo Rivera.
Saade, quien previamente ocupó la jefatura del despacho presidencial desde el 15 de junio hasta el 25 de agosto de 2025, regresa al Gobierno Nacional pese a una salida abrupta marcada por controversias, incluyendo una sanción provisional impuesta por la Procuraduría General de la Nación por presuntas irregularidades en la gestión de pasaportes. Su trayectoria también incluye episodios de cruces públicos con el ministro del Interior, Armando Benedetti, y un paso como director del Instituto de Gestión del Agua de La Guajira, entidad creada en 2023 y disuelta posteriormente por un fallo de la Corte Constitucional. Además, en su momento intentó lanzar una candidatura presidencial, aunque terminó declinándola.
Un regreso en los últimos meses del mandato petrista
La designación de Saade se produce cuando restan 221 días para el fin del mandato de Gustavo Petro, programado para el 7 de agosto de 2026, lo que genera interrogantes sobre las decisiones de último minuto en la diplomacia colombiana. Este nombramiento destaca por su rapidez, tras la vacancia prolongada de la embajada, y subraya la apuesta del Gobierno por figuras con experiencia en La Guajira y en el círculo cercano presidencial, a pesar de los cuestionamientos a su gestión anterior.
«Llevo instrucciones precisas del presidente Gustavo Petro para que las relaciones con el presidente Lula da Silva sigan fortalecidas. Con Dios siempre se gana, jamás se pierde».
Alfredo Saade, embajador de Colombia en Brasil
Con este paso, Colombia busca consolidar la agenda bilateral con Brasil en medio de un contexto político interno cargado de debates sobre la continuidad de ciertas figuras en el Ejecutivo, mientras se acerca el cierre del período presidencial de Petro.
















