El presidente de Colombia, Gustavo Petro, confirmó en un mensaje publicado en la red social X durante 2025 la separación física con su esposa Verónica Alcocer, aunque aclaró que el matrimonio legal se mantiene vigente. Esta revelación se dio en medio de un intenso debate público impulsado por la inclusión de Petro, Alcocer y su hijo Nicolás Petro en la Lista Clinton del Departamento del Tesoro de Estados Unidos, conocida como OFAC, así como por cuestionamientos sobre los viajes internacionales de la primera dama y el uso de recursos públicos. La confirmación llegó en un contexto de controversias que incluyeron visitas a cárceles, como la realizada por Alcocer a La Picota en Bogotá el 4 de septiembre, y regresos como el de Suecia el 14 de diciembre en un vuelo comercial.
Petro detalló en su publicación que Verónica Alcocer se encarga del cuidado de sus hijas en el tiempo que él no dispone, enfatizando que no se ha destinado un solo peso público para ella desde la separación. Esta declaración buscaba desmentir rumores sobre el empleo de fondos estatales, en un año marcado por escrutinios sobre el rol institucional de la primera dama, quien ha realizado actividades en cárceles desde 2024 en ciudades como Montería, Sincelejo, Santa Marta y Barranquilla, enfocadas en resocialización y reconciliación. Durante su visita a La Picota, Alcocer interactuó con 58 reclusos, lo que generó críticas políticas a ocho meses de las elecciones presidenciales.
Viajes internacionales y lujos cuestionados
Alcocer ha protagonizado varios viajes sin la compañía del presidente, incluyendo desplazamientos a China, Egipto, Dubái y París para los Juegos Olímpicos de 2024, así como la representación de Colombia en el funeral del papa Francisco en abril de 2025, acompañada por la canciller Laura Sarabia y el embajador Alberto Ospina Carreño. En Suecia, específicamente en Estocolmo, un reportaje del medio Expressen reveló su estadía en un hotel de lujo y un apartamento exclusivo tras las sanciones de Estados Unidos, donde asistió a fiestas, restaurantes y clubes como Noppes, en compañía de su hija Antonella Petro y el empresario Manuel Grau Pujadas. Petro calificó esta investigación como un ataque directo a su familia y Gobierno, mientras regresaba al país el 14 de diciembre en un vuelo comercial desde el aeropuerto El Dorado.
«Verónica cuida a mis hijas en el tiempo que no me queda. Ni un solo peso público ha salido para ella desde que estoy separado»
Gustavo Petro, presidente de Colombia
Las controversias se extienden a otros aspectos, como la negociación para la compra de 17 aviones Gripen a la empresa sueca Saab, cuyo valor supera los 16 billones de pesos, en un contexto donde se cuestiona el uso de recursos públicos y el impacto de las sanciones estadounidenses. Periodistas como Vicky Dávila han exigido explicaciones al Gobierno sobre las visitas carcelarias de Alcocer, sugiriendo posibles pactos políticos similares al denominado «Pacto de La Picota 2.0».
«El Gobierno tiene que explicar por qué ella está visitando las cárceles a 8 meses de las elecciones presidenciales. ¿Estamos frente al pacto de La Picota 2.0?»
Vicky Dávila, periodista
Alcocer, por su parte, ha respondido a las críticas defendiendo su privacidad y llamando a la sociedad a reflexionar sobre el odio en redes sociales. En un comunicado, admitió no hablar inglés y urgió reconstruir la convivencia desde el respeto, la empatía y la verdad. Petro, en tanto, reiteró que lo que ocurre en su corazón es asunto personal. Estas declaraciones, respaldadas por comunicados de la Presidencia y reportajes de medios como Semana, Blu Radio y Expressen, han intensificado el debate público en Colombia sobre los límites entre la vida privada del mandatario y el manejo de recursos estatales en la Casa de Nariño.
«Lo que pase en mi corazón es asunto mío»
Gustavo Petro, presidente de Colombia
La separación física data de tiempo atrás, pero su confirmación pública en 2025 ha reavivado discusiones sobre el rol de la primera dama en un Gobierno marcado por tensiones internacionales y escrutinio doméstico.
