José Obdulio Gaviria, exsenador y referente ideológico del Centro Democrático, calificó como una “estafa” el incremento del 23,7% al salario mínimo para 2026 anunciado por el presidente Gustavo Petro. En publicaciones en su perfil de X, el abogado y amigo cercano de Álvaro Uribe Vélez cuestionó duramente la medida impulsada por el ministro de Trabajo, Antonio Sanguino, argumentando que distorsiona las señales del mercado laboral y podría generar desempleo, inflación acelerada y empobrecimiento general. El nuevo salario mínimo quedará en 1.746.882 pesos sin subsidio de transporte y alcanzará los 2.000.000 pesos incluyendo este auxilio, un ajuste que supera la inflación acumulada estimada para 2025 del 5,2% y las proyecciones para 2026 del 4,5%, lo que según Gaviria equivale a un incremento real del 19%.
La reacción de Gaviria se produce en medio de la oposición política al anuncio presidencial, donde el exlegislador advierte sobre riesgos como el cierre de pequeñas y microempresas, la reducción de inversión y un posible estancamiento del PIB en 2026. Él compara la política con intervenciones en Venezuela entre 1999 y 2013, cuando aumentos salariales anuales del 20 al 40% llevaron el desempleo del 10% al 20% y una contracción del 60% en el PIB per cápita bajo los gobiernos de Hugo Chávez y Nicolás Maduro, así como con el keynesianismo que, a su juicio, quebró a Argentina como potencia económica.
Críticas incendiarias desde las redes sociales
Gaviria no escatimó en palabras para describir la decisión como un acto de “garulería económica, de temeridad política y de un ‘valeverguismo’ histórico de tipos a los que les importa un comino lo que le pase al país cuando ellos abandonen la Casa de Nariño”. En otro mensaje, acusó directamente a Petro y Sanguino de “entrar como unos cuatreros a distorsionar el cálculo económico producto de la acción humana, llevando a consecuencias requetesabidas: desempleo, inflación acelerada y empobrecimiento general”.
“A los colombianos nos tocó hoy socialismo y keynesianismo puro y duro. Una fórmula que quebró a una potencia económica como lo era Argentina”.
José Obdulio Gaviria, exsenador
El crítico también equiparó el aumento con “emborrachar a los trabajadores para que gocen una fiesta que tendrán que pagar con hiperinflación”, y enfatizó que “distorsionar el mercado laboral es sinónimo de desempleo. De por sí, el salario mínimo no es un piso benévolo, sino un precio mínimo impuesto que excluye a trabajadores cuya productividad marginal no justifique el nuevo costo”. Ante estos riesgos, Gaviria sugirió la intervención de la Corte Constitucional y el Consejo de Estado, así como un cambio en las elecciones futuras para revertir el rumbo económico del país.
La polémica resalta las divisiones ideológicas en Colombia frente a las políticas laborales del gobierno Petro, en un contexto donde el salario mínimo busca mejorar el poder adquisitivo de millones de trabajadores, pero genera alertas sobre su impacto en la formalidad laboral y la competitividad empresarial, según analistas de oposición.
















