Un menor de seis años resultó con una grave lesión ocular en Santa Marta tras recibir un impacto directo de una bala de hidrogel disparada a corta distancia, en un incidente que se suma a una ola de denuncias similares en varias ciudades de Colombia durante las últimas semanas, especialmente en época navideña. Otras víctimas incluyen un joven en la misma ciudad magdalenense, un hombre en la zona rural de Tenjo, Cundinamarca, y habitantes del barrio Santo Domingo de Guzmán en Barranquilla, donde se reportan alteraciones al orden público por el uso irresponsable de estas municiones en calles, parques y zonas comerciales.
Las pistolas de hidrogel, populares entre niños, jóvenes y adultos por su fácil acceso y la percepción de que son inofensivas, lanzan esferas blandas biodegradables que, sin embargo, provocan daños severos en ojos, rostro y piel cuando se disparan directamente sin protección, e incluso algunos usuarios las congelan para aumentar su impacto. Las víctimas presentan síntomas como dolor intenso, imposibilidad para abrir el ojo afectado, pérdida parcial de visión y dolores de cabeza persistentes, según registros audiovisuales que muestran el uso desenfrenado en espacios públicos sin supervisión.
Falta de regulación agrava los riesgos
En Colombia no existe una cifra oficial de lesionados por estas municiones, pero la Alcaldía de San Luis ha emitido advertencias sobre casos nacionales, recomendando evitar su uso en vías públicas, vehículos y zonas concurridas ante la ausencia de normatividad específica que permita su venta y empleo libre. Las denuncias se multiplican por el empleo masivo en eventos festivos sin control, lo que ha llevado a desórdenes causados principalmente por menores y jóvenes en barrios como el de Santo Domingo de Guzmán.
“Estamos esperando los resultados, con fe y esperanza, para saber qué va a pasar con su ojo”
Familiar del menor de seis años, a Noti Malambo
Este fenómeno pone en evidencia la urgencia de medidas regulatorias para prevenir tragedias evitables, mientras las autoridades locales claman por mayor responsabilidad en el manejo de juguetes que, pese a su apariencia lúdica, representan un peligro real en manos inexpertas durante las celebraciones.
