Por Juan Manuel Galán*
El futuro de Colombia está en manos del centro. La semana pasada se celebraron las elecciones regionales de 2023, y la ciudadanía expresó con contundencia el mensaje de control político a la Administración Nacional en las urnas. Una buena parte del descontento que se ha evidenciado en los últimos años encontró representación en nuevas opciones democráticas en Colombia.
Para quienes creemos en una nueva manera de hacer política, los resultados electorales de Bogotá, Cartagena, Cali, Pasto, Florencia y San José del Guaviare han sido un gran motivo de satisfacción. Quedó claro que las ideas galanistas han renacido, pues recibimos el apoyo tanto de miembros históricos del partido como de cientos de jóvenes que han renovado las fuerzas del Nuevo Liberalismo.
En las elecciones nacionales de 2022, no acabábamos de recibir la noticia del restablecimiento de la personería jurídica del partido y ya debíamos competir con actores que llevaban años en la cancha. Pese al pequeño lapso que tuvimos para prepararnos, obtuvimos dos curules en la Cámara de Representantes y medio millón de votos en la consulta presidencial de la Coalición Centro Esperanza, en la que ocupé el segundo puesto. Fue tan manifiesta la oposición que recibimos de parte de los partidos políticos en el poder (y que controlan el sistema electoral), que nos negaron las tres curules de senadores a las que teníamos derecho por haber obtenido 350 mil votos. En abierto desconocimiento de la sentencia SU-257 de 2021, que tuteló nuestro derecho fundamental a refundar partido político exterminado por la violencia, se construyeron obstáculos interpretativos para impedir la participación democrática del Nuevo Liberalismo.
En 2022 disputamos el encuentro con el terreno inclinado y el árbitro en contra, pero las dificultades fueron el aliciente necesario para la remontada que se logró este año. ¿El secreto? Democracia e inclusión. Celebramos el tercer congreso nacional del partido, promovimos a los líderes territoriales, exaltamos el papel de las mujeres y jóvenes, y concentramos los esfuerzos de los militantes hacia el objetivo colectivo de vencer las esclavitudes clientelista y centralista en las mesas de votación.
La clave fue también el discurso y la acción democrática fundamentada en la estabilidad, el respeto por las instituciones y el reconocimiento de las dificultades económicas por las que atravesamos los colombianos en esta oscura época de nuestra república y el mundo. En lugar de encasillarnos en disputas personalistas, logramos cohesionar a la ciudadanía en la apuesta de reconocer el valor del otro en la construcción del bien común.
Seguimos con los guayos puestos. No todos nuestros candidatos ganaron las elecciones, pero hicieron una campaña leal a los principios y valores que nos guían. Con paciencia mantendremos el rumbo, la brújula y allanaremos el camino de los aspirantes a participar en las elecciones de 2026. ¡Siempre adelante, ni un paso atrás! Y lo que fuere menester… ¡sea!
*Director Nacional del Nuevo Liberalismo.