Patadas, empujones, pu…teadas. *¿Y de la pelota qué?*

Compartir en redes sociales

Esteban Jaramillo Osorio
 
Verdades incómodas o mentiras confortables.
 
Perdí el tiempo. Fueron dos horas de tedio y bostezo, con la tentación de saltar de canal, agobiado por la ausencia de un buen resultado, impotente frente a lo observado, con lo mismo de lo mismo.
 
El Once Caldas, equipo simplón, correlón, voluntarioso, incapaz de ahogar y dominar a su rival como ocurre siempre, negado frente a la portería. Su defensa enredada, profunda, pegadora, sin aportaciones ofensivas claras y efectivas.
 
Sin futbol, sin creación, limitado a los centros, disfuncional en el tercio de ataque y a la expectativa de Dayro como única solución frente al gol, ensombrecido por la falta de asistencias precisas, medidas o calculadas.
 
Incapaz de atacar por los extremos, donde actúan correlones irresolutos, irreflexivos, que arrancan, amenazan y no concretan. El futbol no es solo entusiasmo.
 
Arriesgo Herrera, el entrenador, con Mateo García, un solo volante de primera línea, eje de salida, distribuidor, autor del primero o segundo pase, sin respaldo en su propuesta por la ausencia de enganches y la desconexión de las líneas.
 
No tuvo argumentos para jugar ni razones para justificarse frente al empate.
 
Si se juzgan el rendimiento, el resultado, las aportaciones individuales, las colectivas y las estadísticas, el balance es reprobado. No debe el hincha conformarse con poco y menos cuando la igualdad es insípida.
 
No sé qué encanto tiene la parte baja de la tabla para la dirigencia. La disfruta. La nómina sigue siendo liviana para competir con aspiraciones en la categoría A. En la que, a diferencia del Once, otros clubes hacen mucho con poco.
 
Piensan, los directivos como ganadores y juegan como perdedores. Viven en el engaño.
 
No saben que en el futbol como juego o negocio, se amortizan las inversiones en función de la nómina conformada y su rendimiento. Pero no hubo inversión ni hay rendimiento.
 
Sufrir y ver sufrir, es un extraño comportamiento que merece análisis de expertos, al margen del futbol.
 
En los partidos, tantas patadas, tantas pute…adas ¿y de la pelota qué? Esteban J.

P. D. A Mosquera “El tanque” que mete miedo en el ataque de Bucaramanga, América se lo ofreció gratis al Once Caldas. No lo aceptaron.  Lencina, quien ya hace goles con Pereira, no se fichó por unos dólares más. ¡Vea pues!

Cuando el presente es incierto y amargo, recordar es un remanso. La foto que acompaña la columna es del Once Caldas del 81 que jugaba bien. Nómina con técnica ante todo. Ramón Rodríguez, Montaño, Oswaldo Calero, Jairo Arboleda, Heberth Ríos, Claudio Casares; J. J Carmona, Henry Alape, Barona, y Paco Castro. Tanto talento, dirigido por el argentino Carlos Antonieta

Sigue leyendo