La Veintitrés

Ojalá que…

Me despido por un tiempo de mi bella Manizales y en el camino me encuentro con panoramas distintos, con la ilusión de conocer nuevos caminos; sin embargo, marcharme es dejar a un lado el hecho de pensar que de estas fechas en adelante la ciudad se viste de fiesta, de festivales y de todos esos eventos que hacen únicos a los manizaleños. 
Foto de: ICTM
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Redactado por: Andrés Felipe Rivera Motato

Redes sociales: @Osomotato

Me despido por un tiempo de mi bella Manizales y en el camino me encuentro con panoramas distintos, con la ilusión de conocer nuevos caminos; sin embargo, marcharme es dejar a un lado el hecho de pensar que de estas fechas en adelante la ciudad se viste de fiesta, de festivales y de todos esos eventos que hacen únicos a los manizaleños. 

Durante mucho tiempo pasó por mi cabeza que en la ciudad solo había tres calles y nada para hacer, pero como las leyes naturales lo dicen: nadie sabe lo que tiene hasta que lo pierde. Lejos, doy cuenta de la diversidad de actividades que tiene la ciudad y de toda la logística a la que se le debe agradecer.

No solo se trata de extrañar eventos, artistas y espacios culturales, también la gastronomía y esos lugares que poco a poco hacen que la ciudad crezca y sea un atractivo turístico hasta para los mismos habitantes, poco a poco he sido un unfoodie y turista que deambula por negocios recomendando y probando comida y bebidas. Solo desde afuera es que se logra juzgar y ver el crecimiento y la innovación de los pequeños empresarios de la ciudad.

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Intento no pensar mucho en que será de mí estos meses sin teatro, sin literatura, sin cine, sin rock y sin tantas reuniones donde anualmente se aprende sobre lo bonito del arte y la lucha que hay detrás de los gestores que hacen eso posible. Al llegar a mi destino pregunté si había de eso y me contestaron con un NO rotundo, aún no asimilo aquella negación y no me cabe en la cabeza como una ciudad no tenga algo de esto. 

El Festival Internacional de Teatro ya tiene sus abonos preparados para este año y cada vez se me hace más interesante toda la producción que hay detrás de este evento, ojalá cada vez más personas sientan esa nostalgia estando allí y asistan, me encantaría ver fotos con los escenarios completamente a reventar por la cantidad de gente.

O que será de un octubre sin rock, que con las garras se han mantenido y el Grita Fest sigue congregando a miles de personas que viajan de distintas zonas del país para mover la melena y tirar pogo al son de las guitarras.  

Ojalá que los gobernantes que están ahora algún día se tengan que ir y sientan el peso de no estar en la ciudad donde el arte brilla por sí misma y donde la oportunidad para la cultura está al alcance de un simple apoyo que pudieron dar de verdad. Ojalá que extrañen esos espacios que muestran a una ciudad organizada y grande por el reconocimiento de sus festivales. Y ojalá que al mandato llegué alguien que valore esto, le nazca del corazón vincular a los gestores dentro de su gobierno y se le abran las posibilidades de posicionarse como un alcalde que sí pensó en su ciudad.

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