Por Hernán López Aya*
Quienes suelen escribir, como profesión, recomiendan a personas como yo, que ansío hacerlo de manera decente, no caer en los “lugares comunes”, es decir, que no esgrimamos frases “muy trilladas” o usadas. Según expertos, estas frases deslucen los “garabatos” y el intento de narrar, y se convierten en vicios que empobrecen el lenguaje.
¿Ejemplos? Hay muchos. Acá, cinco:
- Lágrimas en los ojos. ¿De dónde más pueden salir?
- Más vale prevenir que curar.
- Lo asalta la duda.
- Le invadió por completo
- Un mundo de posibilidades (frase que navega en el mar del “Coaching”).
No obstante, para este texto o caso, existe uno relacionado con las líneas de los aficionados a la recompensa otorgada por un “cotejo balonpédico”: El Gol.
- (Paréntesis para deglutir mejor el texto: voy a escribir entre comillas lo que considero “lugares comunes”).
Confieso que no veo mucho fútbol colombiano, que soy un bogotano entusiasta de Atlético Nacional desde que el “onceno paisa” (lugar común) se ganó su primera Copa Libertadores en 1989, que no conozco el nombre de ningún jugador del equipo y que volverme seguidor de esta escuadra me ha traído montones de ratos de burla de mis amigos, que son seguidores de Millonarios y que creen que lo correcto es apoyar al “ballet azul” (otro lugar común) por haber nacido en “Rololandia”.
También manifiesto que soy “hincha furibundo” (fluctúa el lugar común) de los deportistas “criollos” que juegan fuera del país y que marcan goles que, inevitablemente, son amores.
Quiero destacar tres “tantos” logrados en estos días por tres “tesos” del juego de pelota. El primero fue el que Mayra Ramírez, actual futbolista del Chelsea, le hizo al Crystal Palace en la FA Cup femenina. ¡Qué “pepa”!
El ingrediente principal: el taco. Al mejor estilo de la vianda mexicana (descubra el lugar común) Mayra reunió milimétricamente las carnitas y el pollo, el pico de gallo, la salsa valentina, los vegetales, la tortilla de maíz, el guacamole y le agregó una pizca de espontaneidad cuando el balón pasó entre una y otra pierna.
Dejó “picosa” a la portera rival y felices a los que disfrutamos de estos “manjares exquisitos” (y dele con los lugares).
El segundo lo hizo un “morochazo” que juega en el Watford, también en Inglaterra. Yaser Asprilla “le empacó” un golazo de media distancia al Norwich City. Fue un “guanabanazo”, para seguir con las analogías culinarias, con pierna zurda que significó el empate de su equipo en una de las fechas de la “Championship” de Segunda División.
Y el tercero viene de Liverpool. Su protagonista es el hijo destacado de Barrancas, La Guajira, y “tiene nombre propio” (lugarazo común). Les estoy escribiendo de Luis Díaz. Una pesca en el área le permitió al colombiano anotar de cabeza, remontar el marcador ante el Burnley y convertirse en el quinto colombiano de la historia en participar en más de 20 goles (13 goles y 7 asistencias), en la Premier League.
Es imposible negar que “Goles son Amores” y gratos recuerdos. “Para la muestra un botón” (volvemos a los lugares):
- El penal marcado por Leonel Álvarez en la Copa Libertadores de 1989 (líneas atrás había mencionado el evento). Le dio el triunfo a los “verdes” en Bogotá.
- El gol de Freddy Rincón ante Alemania, en Italia 90. Tremendo empate.
- El de James Rodríguez ante Uruguay, en Brasil 2014, y que le amargó la vida un poquito a Fernando Muslera (arquero charrúa). Premio Puskas.
- El de Falcao García en Rusia 2018. Fue el segundo gol de Colombia ante Polonia; fue la prueba de que entre él y James existe una hermandad (vean la celebración); y fue el anhelado premio para el jugador más importante de la historia del fútbol colombiano, en mi concepto.
Este lo celebré con “lágrimas en los ojos”.
“A título personal” (otro lugarazo), y el que recuerdo con más cariño, fue el gol de penal que Néstor “El Sopas” Uribe le hizo al equipo de Mandalay, barrio del suroccidente de Bogotá, y que nos dio el título del Campeonato de Banquitas del parque de los Tres Elefantes, un complejo deportivo y sitio de ingesta de bebidas embriagantes, en el que muchos vieron como La Oficina (porque así se llamó nuestro equipo) fue vencedor, cerró el ciclo estrepitoso de segundos y terceros lugares en torneos anteriores, y marcó el retiro de “virtuosos” de las competencias de “arriesgado nivel”. El triunfo fue en 1994.
En la actualidad, la nómina integrante del “quinteto” disfruta una vida cincuentona, hincha por sus colores preferidos y anhela que estas alegrías derivadas del deporte y de pasarla bien pateando un balón sean, por siempre, ¡un lugar común!
Hay que seguir celebrando. No hay nada más emocionante que “gritar un gol a rabiar” (tenía que cerrar el texto con otro lugar común).
Bonus track (el lunar)
Por desgracia, “la pelota sigue manchada”. El viernes pasado, después de un partido entre Atlético Nacional y Deportivo Cali, en el estadio Palmaseca, un “energúmeno” entró al recinto en donde el técnico del equipo de Medellín y uno de sus jugadores daban una rueda de prensa sobre haber perdido la contienda. El hincha los insultó y fue retirado por los encargados de la reunión.
Pero no solo los deportistas fueron maltratados. También, a través de redes sociales, varias periodistas deportivas fueron atacadas por rechazar el incidente. Las tildaron de “sapas” y les sugirieron que se fueran a lavar ropa o a cocinar, porque ellas no “saben de fútbol”.
Ya basta de tantos insultos entre unos y otros, por pensar diferente. Y, sin duda alguna, el machismo permanece “a la orden del día”.
*Comunicador Social y Periodista de la Universidad Jorge Tadeo Lozano con 26 años de experiencia en televisión y Oficinas de Comunicación. Fue jefe de emisión del fin de semana en RTVC NOTICIAS. Ganador del premio de periodismo Álvaro Gómez del Concejo de Bogotá en 2016. Bloguero de KIENYKE durante varios años.
@HernanLopezAya