Por Guillermo Romero Salamanca
(En recuerdo de Orlando Cadavid Correa)
Durante el homenaje que le hicieron en junio del 2017 en Villavicencio al maestro Juan Vicente Torrealba, el arpista y compositor colombiano Manuel J. de la Roche fue sincero: cuando era niño se gastaba el dinero que le daban para su merienda en una rockola escuchando canciones una y otra vez del gran autor venezolano.
Fue un tributo con arpistas como Darío Robayo, Félix Ramón Torres, Abdul Farfán, William Castro, David Parales, Fabio Vega y Fernando Lizarazo. Y desde luego, el maestro Manuel Jota de la Roche. Magos con el tema.
Juan Vicente Torrealba –quien alcanzó la barrera de los cien años—dijo hace poco que para llegar a los cien años, había que comenzar a cuidarse a los 99. Fue el más grande exponente de la música llanera venezolana. Compuso temas como “Alma llanera”, “Concierto en la llanura”, “Sinfonía del palmar”, “La potra zaina”, “Aquella noche”, “Muchacha de ojazos negros” y de la sublime “Sólo con las estrellas” que la grabaran cantantes como Mario Suárez, pero que la llevó hasta el cielo el mexicano Marco Antonio Muñiz.
¿Qué mortal no ha llorado, bebido o sentido nostalgia escuchando a Muñiz cantando: “Horas de amor solita por la llanura, con tu calor, tus besos y tu ternura, me prometiste que nunca me olvidarías, que nuestro amor ni el tiempo lo borraría?”.
Y es que los hombres también soltamos sollozos, de verdad, con sentimiento y la nostalgia nos apaga el alma escuchando el siguiente verso: “Pero una noche me dijiste muy feliz, ya no te quiero ni puedo pensar en ti, y esa noche sin motivo y sin razón, mataste toda ilusión de aquellas horas tan bellas, que dejaron honda huella en mi triste corazón, y me dejaste solito con las estrellas”.
A más de uno le habrá pasado un suceso de estos. Y lo cierto es que escuchando las historias del magistral Torrealba, hasta una flor sirvió de inspiración.
El maestro Manuel J. de la Roche, –compositor del tema “Arpa cumbia” y ejecutante de maravilla de “Oropel” del doctor Jorge Villamil, excelente constructor de arpas, también muy sensible como Torrealba y compuso “Tabaco y ron”, lo grabó con su voz en 1979, en un álbum de cumbias y días después Rodolfo Aicardi, con la Típica RA7 –bajo la dirección del maestro Juan Carlos Díez– en el estudio “Toño Fuentes” dejó en la cinta su voz, con el cuidado meticuloso de Pedro Muriel.
“Rodolfo llegó una tarde y nos comentó: “Tengo un temita que escuché y me gustó, ya me lo sé y creo que puede ser un éxito y empezó a cantar: “traigo la contra, la contra, pura, contra, para la amada mía” y vino el coro: “Tabaco, tabaco, tabaco, tabaco y ron” y repetía “Tabaco, Tabaco, Tabaco, Tabaco y ron”, contó el maestro grabador Muriel Muriel.
Y después vino la filosofía de la vida: “Porque mande mande quien mande, en el mundo siempre habrá, buena gente, mala gente, el que niega, el creyente, sabio necio, indiferente”. El coro volvía…
Luego, siguió con “quita esa mala gana compadre que te va a matar esa amargura, esa amargura, esa amargura, lleva compadre tu cruz y no se la des a nadie, y no se la des nadie que todos ya llevamos una cruz” y se repetí el coro y luego toda la canción. Eso es todo, pero qué mensaje.
El maestro Orlando Cadavid Correa, considerado como uno de los grandes periodistas de Colombia sostuvo que todos los días, al menos una vez, escuchó la versión de Rodolfo. El 27 de junio del 2022 marchó al cielo de los periodistas y de seguro allá seguirá oyendo su canción tropical.
En YouTube hay unos videos grabados por Fuentes y para el asombro de propios y extraños, cada uno lo han visto más de 20 millones de veces de “Tabaco y Ron”.