Esteban Jaramillo Osorio
Dieron los directivos en la tecla y armaron un equipo hiperactivo, confiable, ganador, con arranque firme en el torneo.
De esa manera derrotaron a sus críticos: con futbol.
Fue reconfortante ver el triunfo ante Nacional, por el futbol desplegado. Llevándolo a un mediocre rendimiento, a opacar sus figuras y a exponer un voluminoso y ridículo manual de justificaciones, de parte de Repetto, su entrenador, y Cardona, su capitán. “Estaban cansados” con solo tres partidos disputados.
Malos perdedores. Ni un mínimo reconocimiento al rival. El verde va a dar en el torneo, será protagonista, pero no jugando así.
Victoria justa y bien lograda, en la que el técnico Herrera acertó en todas sus variantes, decidió con claridad estratégica y demostró que, al paso de las fechas, va encontrando la idea de juego buscada, los intérpretes y la versatilidad del módulo elegido.
Alejo García fue la figura. El futbol progresó cuando el balón llegó a sus pies. Por fin en el puesto adecuado, detrás del 9, con ritmó, pausas, aceleraciones y un gol maravilloso. Algo de continuidad en su rendimiento aún le falta, pero esta en plan de madurez.
A su lado brillaron Mateo García, dinámico en construcción y recuperación, una fiera en los marcajes, con Iván Rojas como su escudero y el respaldo de los defensores, con pocas vacilaciones, las que sofocó James Aguirre, el portero.
Solo una infracción al borde del área, que, al cobro, desvió Sergio Palacios. Fórmula de gol valida y en ocasiones efectiva, ensayada por Nacional. En las restantes también fracasó.
Se afirmó Michael Barrios, entró bien Robert Mejía y en general los relevos del entrenador, incluso el esperado Lucas Ríos, sin llegar a su nivel, respaldaron la victoria.
Dayro se angustió por no ver el gol, con negativo aporte en el tiempo inicial por su hipersensibilidad al error de los compañeros. Pero, cuando no reprochó mejoró su rendimiento. A punto estuvo de celebrar un gol maravilloso.
Triunfo que el rival quiso empañar con el árbitro. Una jugada dudosa de penalti, debidamente aclarada, que los locutores, en el canal oficial del mismo dueño de Nacional, sentenciaron a favor del visitante.
El Once jugó con el esfuerzo al límite. Condujo al rival al desconcierto. Lo presionó en el medio campo, elaboró desde el fondo y peloteó, como alternativa, cuando manejaba el resultado. Cedió el balón, se alejó de la portería de Nacional, con ataques aislados, pero logró el triunfo que la gente deseaba.
Ninguno se borró, todos se fajaron. Cuando faltó el futbol rebosaron las ganas. Emocionante el saldo y el trámite. Publicitados por sus repercusiones el liderato y el invicto, que tiene el ambiente en la ciudad y entre los hinchas, patas arriba y con razón… Lo buscado, lo esperado. Esteban J.