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La caída de los dioses

Esteban Jaramillo Osorio

GANÓ COLOMBIA ¿QUIÉN PIDIÓ PAVO?

Triunfazo ante Argentina, que vale doble y se celebra triple. A la Argentina que tanto se admira por su futbol, sus figuras y tanto se rechaza, por su prepotencia. Con fiesta y sin juego, en partido de sacrificio, sin brillo.

Colombia derrotó al líder del torneo, al campeón mundial, al rey de América. Lo descompuso y silenció sus proclamas. “Cierra esa boca, petulante”.

 En un ritual anestésico, sufrido en el trámite, celebrado al final, después de estresante agonía, como aquella lejana tarde en la que Maturana, con su equipo, frenó en seco el invicto de 31 fechas que acumulaba el rival, en la antesala del 5-0.

Cada gol a Dibu Martínez, se celebra con inmenso placer. Hay frente a él un afán de revancha.

Cada contacto de James con el balón, encandila como preámbulo de un gol. Como en el penalti, ejecutado con maestría, sin dudas, fuerte y colocado, donde el arquero “Superman” no pudo llegar. 

James Influyente en las tres jugadas que terminaron en la red, como asistente a Mosquera, en la primera celebración. Por su servicio involuntario, equivocado, para Lautaro Martínez y en la ebullición del triunfo que lo hizo protagonista. 

No fue fabuloso como se afirma, ni inspirador como dice la rimbombancia y exageración de los titulares amarillistas. 

Pero sus pocos toques al balón, los ejecutó con tanta calidad, que se hizo distinto. Como ocurre con Messi cuando actúa pese a su lentitud.

A Colombia la temperatura y la humedad le destrozaron su futbol. No fue cuestión de actitud. 

Mucho respeto entre las partes y cautela en la planificación para un partido morboso, seguido con incontrolada emoción. 

Un arranque con zozobra, con errores de Mosquera y Vargas, llevó al equipo a atacar poco y a jugar al error.

Nunca elevó el nivel del juego Colombia y Argentina solo se vio bien cuando perdía y apareció la precisa circulación de la pelota, sin penetración. 

Las jugadas de gol fueron consecuencia de las circunstancias, de los errores, pero no “hijas” del futbol elaborado. 

No supo Lorenzo alinear ni relevar. Los sustitutos llegaron tarde, asumiendo riesgos. No atacó con frecuencia, inútil fue el juego por las bandas, no tuvo variantes en la construcción, en el inicio de la jugada fue improductivo e hizo impotentes los carriles centrales, por la ausencia de secuencia de pases.

No dominó los duelos, ni siquiera los planteó. Luis Díaz reafirmó su nulidad. Juega para él, sobredimensionado en la selección.

Salvo en James, faltaron la picardía y la oportunidad del último pase. No se justificó la alineación de Durán en perjuicio de Córdoba y abusó de las simulaciones para quitarle ritmo al partido. Trampa aprendida a los argentinos. Degradante para defender un resultado.

Colombia tuvo a James. Argentina no tuvo a Messi. Quizás ahí está la razón fundamental. Y me dicen que Argentina juega mejor sin él. Vaya tontería. Esteban J.

Columna de opinión

Las opiniones expresadas en las columnas de opinión son de exclusiva responsabilidad de su respectivo autor y no representan la opinión editorial de La Veintitrés.

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