La Veintitrés

Historias de vida de un escritor 

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José Miguel Alzate es un escritor y periodista nacido en Aranzazu, amante de la literatura desde pequeña edad, que se define como un narrador, además de analista literario, de cronista, de escribir noticias; pero lo que más le llama la atención es la narrativa.

En el año 2000 obtuvo el premio Departamental de Literatura en el género de cuento, con un libro que se llamó ´sinfonía en azul`.“He seguido escribiendo muchos cuentos, y entre ellos este libro donde el espacio geográfico es ´San Rafael de los Vientos`, que es una transposición poética del pueblo de infancia, Aranzazu, que le doy el nombre de ´San Rafael de los Vientos`, lo que hizo García Márquez con Aracataca que lo nombró Macondo, y este libro me dio una satisfacción, cuando Juan Gossain leyó el libro, porque tuve la oportunidad de  llevárselo a Cartagena, me llamó y me dijo, José Miguel, de donde le salió el nombre ´San Rafael de los vientos`, qué nombre tan hermoso el que usted le puso al pueblo, y yo le conté, mire Juan, ese nombre es inspirado en San Bernardo del Viento, porque a mí de San Bernardo el viento me parece un nombre poético, con unas resonancias líricas hermosas y yo siempre dije que es bueno ponerle a los cuentos míos, un espacio o ubicarlos en un pueblo así que se llame parecido a San Bernardo del Viento, y entonces recordé que en Aranza hay una vereda que llama San Rafael, allí vivía una tía de mi mamá, y yo de niño iba mucho a esa finca a pasar las vacaciones y allá ‘ventiaba’ mucho; dije se llama San Rafael, pongámosle algo más para que quede más bonito, San Rafael de los Vientos, ahí nació el libro”.

Manifestó que “aquí no hay solo cuento sobre Aranzazu, hay un cuento que abre el libro, que es una reconstrucción total de cómo asesinaron a Jaime Garzón hace 25 años en el barrio Quinta Paredes de Bogotá frente a la panadería La Gioconda, es una reconstrucción entre la ficción y la realidad, de un hecho que estremeció a Colombia

Un libro sobre Gabo, al que no conocío

Escribió el libro, ´Para conocer a García Márquez`, pero nunca tuvo la oportunidad de encontrarse con él personalmente. “Mire son las cosas que a uno el destino le pinta, yo tuve la oportunidad de conocer a García Márquez pero la situación económica impidió que lo conociera, resulta que en 1997 siendo gobernador de Caldas Ricardo Zapata Arias, me hizo un homenaje, público un libro mío que se llama Conceptos Libres, donde se recogieron una serie de columnas que había publicado en varios periódicos del país, El Colombiano, La Patria, el diario La Opinión de Cúcuta. Cuando fui a Bogotá a comercializar el libro en unas vacaciones, yo trabajaba con la CHEC, fui a donde Germán Santamaría, el cronista estrella de Colombia y de El Tiempo, gran escrito, para llevarle el libro, porque en él hablaba de dos de sus libros; se puso a ojearlo y vio que habían cuatro artículos sobre García Márquez, entre ellos una nota que escribí cuando García Márquez, en el Congreso Zacatecas México, se atrevió a decir que había que abolir la ortografía, las reglas gramaticales, que se escribiera como al escritor le viniera, sin tener que someterse a los cánones que impone la Academia. Me miró y dijo, García Márquez tiene que conocer este libro; le dije, como, y me dijo, fírmelo, yo voy para Cartagena esta semana y se lo llevo”.

Con gran emoción, José Miguel le firmó el libro y se lo entregó. Se despidió y cuando salía de la oficina, que quedaba en un noveno piso en el sector del parque de la 93 en Bogotá,  lo llamó, “José Miguel, venga venga, voy a proponerle algo, usted merece, con esa dedicación a García Márquez, conocerlo, hablar con él, dialogar, proponerle las inquietudes que tenga, lo invito para que venga conmigo el martes para Cartagena; la sorpresa mía fue inmensa, entonces le dije, bueno y en qué condiciones voy… Usted paga el pasaje, el Hotel, la comida, todo en Cartagena, yo no se lo puedo dar porque no pertenece a la nómina de la revista, pero hágalo así y nos vamos el martes, me dijo… Hasta ahí llegó mi ilusión de conocer a García Márquez”.

De vacaciones

El escritor caldense solo tenía para sostener sus vacaciones en Bogotá y no había para nada más. “Vine a Bogotá con unos cuantos libros precisamente a comercializarlos, a venderlos con los amigos, yo acababa de tener uno de mis hijos y la plática se fue en  eso.  Para mí fue muy duro porque fue una oportunidad linda, pero la vida me premió porque tuve la oportunidad de conocer al hermano más importante García Márquez, Jaime, un ingeniero que fue miembro de la Junta Directiva de la Fundación Gabo en Cartagena y a través de él, cuando el libro salió en su primera edición, yo viajé a Cartagena invitado por el alcalde de Aracataca para dar unas conferencia en los colegios y le di el libro a Jaime y él me dijo, deme otro para mandarle a mi hermano, fírmeselo… Ave María qué honor, se lo firme y le dije yo se lo regalo y me contestó, no usted no puede regalar su libro, tenga yo se los pago…  Me queda la satisfacción de que este libro me ha dado la oportunidad de estar en muchos escenarios de Colombia hablando de García Márquez, la Universidad del Cartagena, la de Barranquilla, la Universidad del Valle, todas las universidades de Manizales, y en muchos pueblos de Colombia he tenido la oportunidad de ir a hablar sobre este libro, que es el fruto de la pasión por el estilo literario de un escritor, por la creación de sus personajes y por el manejo del lenguaje. Este libro me ha dado estas gran satisfacciones”, expresó.

De acuerdo con el escritor, dedicó 50 años de estudios del maestro de García Márquez para poder llegar a las conclusiones que quedaron plasmadas en el documento.  “La primera edición del libro salió hace 5 años y ha tenido tanta suerte que lo presentó Casa de Libros al Ministerio de Cultura, donde seleccionan unos libros para mandar a hacer ediciones especiales, y el Ministerio mandó a hacer una edición de 3.000 ejemplares, que regaló en todas las bibliotecas públicas del país. Me escriben de sitios muy lejanos y  la gente me dice, leí tu libro, me gustó mucho. El libro de García Márquez lleva cinco ediciones, y este libro es precisamente lo que le dije hace un momento, ese amor por un escritor que lo lleva a uno a meterse en el alma de uno por la majestuosidad de su imaginación”.

Al borde de la muerte

Destaca entre los miles de datos que se pudieran dar del nobel de literatura, que “lo primero que yo podría decir fue que cuando García Márquez nació estuvo a punto de morir, él salió enredado en el cordón umbilical de la mamá, por una mala postura al sentarse, y cuando el abuelo de él Nicolás Ricardo Márquez en Aracataca fue buscar a la partera, no fue capaz de encontrarla, y había una señora venezolana llamada Santos Villorrio que llamaron, ella cortó el cordón umbilical, lo desamarró, le hizo frotes muy profesionales con alcohol y otras cosas tanto a él como a la mamá, y lo salvó; si no aparece esa partera, García Márquez no habría vivido”.

Recuerda que otro hecho importante es que “aquí hay un análisis de cómo nace cada personaje, en quienes se inspiró, cuáles eran en la realidad esos personajes, que yo lo logré descubrir porque tuve la oportunidad de estar en Aracataca, en Fundación, en Ciénaga, investigando para el libro y allá hablé con muchas personas que conocieron a García Márquez, y que conocieron a los personajes que luego llegaron a la novela”.

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