Por JUAN MANUEL GALÁN*
Las vías terciarias en Colombia son fundamentales para la construcción de Estado territorial, el desarrollo económico y social del país. Estas carreteras, que conectan las zonas rurales con las urbanas, son esenciales para la movilidad de personas y mercancías, y juegan un papel crucial en la reducción de la pobreza y el aislamiento geográfico.
Colombia cuenta con aproximadamente 142,000 kilómetros de vías terciarias. Sin embargo, solo alrededor del 6% de estas vías están en buen estado, lo que equivale a unos 8,520 kilómetros. El resto de las vías se encuentran en condiciones regulares o malas, lo que dificulta el acceso y la conectividad en muchas regiones del país.
Las vías terciarias son vitales para la conectividad y el desarrollo de las zonas rurales. Permiten el acceso a servicios básicos como la educación y la salud, y facilitan el transporte de productos agrícolas y otros bienes. Esto no solo mejora la calidad de vida de los habitantes rurales, sino que también impulsa la economía local y nacional.
Las vías terciarias conectan las cabeceras municipales con las veredas y zonas rurales, permitiendo el acceso a mercados, centros de salud y escuelas. Sin estas vías, muchas comunidades permanecen aisladas, sin oportunidades para su desarrollo y acceso a servicios esenciales.
En situaciones de emergencia, las vías terciarias son cruciales para el traslado rápido de pacientes a centros de salud. Un buen estado de estas vías marca la diferencia entre la vida y la muerte en casos de urgencia médica.
El acceso a la educación en zonas rurales depende en gran medida de la calidad de las vías terciarias. Los estudiantes necesitan caminos transitables para llegar a sus escuelas, y los maestros requieren estas vías para desplazarse a las comunidades donde enseñan.
Las vías terciarias también son un activo estratégico en la seguridad. Facilitan el acceso de las fuerzas de seguridad a las zonas rurales, lo que ayuda a mantener el orden y combatir rentas criminales como el narcotráfico y la minería ilegal.
La mejora de las vías terciarias reduce los costos de transporte y mejora la logística, lo que beneficia a los productores rurales al facilitar la comercialización de sus productos. Esto, a su vez, contribuye a la reducción de la pobreza y al desarrollo económico de las regiones rurales.
Para mejorar la infraestructura de vías terciarias en Colombia, es necesario estructurar, financiar y materializar un programa nacional que involucre a diferentes actores y fuentes de financiamiento.
Una opción es el programa de obras por impuestos, donde las empresas pueden destinar parte de sus impuestos a la construcción y mantenimiento de vías terciarias. Esto no solo mejora la infraestructura, sino que también fomenta la responsabilidad social empresarial.
Otra estrategia es la alianza con los batallones de ingenieros militares, quienes pueden aportar su experiencia y recursos para la construcción y mantenimiento de estas vías. Esta colaboración puede acelerar los proyectos y reducir costos.
Las juntas de acción comunal también pueden jugar un papel importante en la identificación de necesidades y la ejecución de proyectos de vías terciarias. La participación comunitaria asegura que los proyectos respondan a las necesidades locales y promueve el sentido de pertenencia y cuidado de la infraestructura.
En conclusión, las vías terciarias son esenciales para el desarrollo de Colombia. Mejorar su estado y ampliar su cobertura requiere un esfuerzo conjunto de diferentes actores y fuentes de financiamiento. Con una infraestructura vial adecuada, se puede mejorar la calidad de vida de millones de colombianos y promover el desarrollo económico y social del país.
*Director Nacional del Nuevo Liberalismo
