Vestidos y alborotados

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Por HERNÁN LÓPEZ AYA*

“Tener a un exjugador del Real Madrid, en el equipo, es una vaina muy grande”.

Esta frase, de mi amigo Camilo Moreno, resume lo que los hinchas del Junior de Barranquilla alcanzaron a sentir. Y ni me quiero imaginar lo que hubiera sido el Carnaval de Barranquilla con la llegada de la estrella a “La Arenosa”.

Pero no. Otra vez, “El Yuyu” se quedó con los crespos hechos.

James Rodríguez iba a ser la conquista más grande de Fuad Char; pero el agua se le quemó en el fogón.

Los datos de su rotundo “No” están regados por las redes sociales: que primero ilusionó, que hubo oferta del Sevilla, que iba para Nacional, que pidió una cosa, que pidió otra, que quería que le pagaran el impuesto al patrimonio, que en 10 minutos tomó una decisión, que hizo perder el tiempo, en fin…

Lo que si es cierto es que esa “humareda informativa”, característica de un momento previo a la firma del contrato de un futbolista, hizo de las suyas y les pegó una ilusionada, de carta mayor, a los barranquilleros.

Y debo confesar que a mí también. ¿Por qué? Pues porque para este año me prometí estar más pendiente de la liga nacional y, de esta forma, darle un giro a mi imagen de mal hincha (aunque sigo insistiendo en que nuestro torneo es bien flojo).

La llegada de James sería la confirmación de que el fútbol profesional colombiano quiere cambiar y que los directivos están pensando en fortalecerlo y no en desbaratarlo. Y me alcancé a emocionar.

Y esa emoción me llevó a pensar que el “No” fue una ofensa y un irrespeto absoluto al Junior y su estructura. Y alcancé a tildar a James de irresponsable, por haberse prestado para toda esa campaña de expectativa.

Pero con la cabeza fría, y dejando de lado la pasión, vi que lo sucedido tiene una lógica que, en momentos de euforia, no comprendemos. Y que no tenemos claro que son determinaciones del jugador y sus asesores. 

Así suene jarto, él es quien decide y punto.

Y estas vainas pasan a toda hora, en todo el mundo, con todos los jugadores. Las propuestas económicas sobre la mesa encantan o desencantan; y eso viene ligado a los entornos de vida, las posibilidades de progreso y demás. Y claro, con las asesorías esas decisiones se fortalecen o desaparecen. 

Rodríguez está a una firma ser jugador de León, un equipo de la liga mexicana que hizo una oferta económica más atractiva que la del Junior. Y unos pesos de más, además de cierto tipo de condiciones para su vida, pues no caen mal. James tendría la oportunidad de jugar el Mundial de Clubes en Estados Unidos; y eso, al parecer, influyó mucho en la decisión.

Nunca ha sido fácil decir “No”. Y me imagino que en este caso tampoco lo fue. “El Zurdo” es una persona muy querida en Barranquilla, por su desempeño y liderazgo en la Selección Colombia, y pues eso debe enganchar mucho. 

Y muchos especulaban que Junior sería el equipo que necesitaría para llegar en buena forma a la segunda etapa de eliminatorias y al Mundial de 2026, jugando a su manera y en la posición que le gusta. Pero solo fueron eso, especulaciones. Por ahí dicen los abuelos que “no se debe ensillar antes de traer las bestias”.

Lo que sí está claro es que los barranquilleros no se van a quedar tranquilos con la decisión. O si no pregúntenle al periodista que dijo que primero nevaría en Barranquilla, antes de que Junior llegará a la final de la Liga BetPlay II de 2023. Se la cobraron toda. Los jugadores celebraron con nieve artificial el título que consiguieron.

Y las primeras muestras de intranquilidad por el “No” ya rondan en las redes, acompañadas de varias opiniones.

Si bien es cierto que James no debe rendirle cuentas a ningún hincha, con todo lo que tenga que ver con su carrera, y puede jugar en donde “se le pegue la gana”, también está claro que ser el foco de una ilusión futbolística debe ser un compromiso más serio.

Digamos que, en este caso, la palabra no estuvo empeñada y, tal vez, quienes lo querían ver jugando en Colombia se pasaron de ilusión y emoción, sin tener en cuenta que el partido se podría remontar (me incluyo). Recuerden que los juegos duran 90 minutos y, en el último, el marcador puede cambiar.

Ahora, queda esperar que James juegue, pero juegue de verdad y con constancia en su “casi nuevo equipo”, porque lo necesitamos sólido y claro en la Selección. Él sigue siendo un crack y quien lo dude, seguramente, no ha visto un solo juego de fútbol en su vida.

Ojalá que su paso por México (si así se concreta) sea productivo y efectivo. Y que sepan valorar lo que un jugador de esta categoría puede aportar. El que logre descubrir esa cosa tan sencilla, en un onceno, tiene asegurada gran parte del éxito. Mi esposa, que es “jamesista de tiempo completo” dice que lo importante es que la liga sea competitiva y que lo dejen jugar. Y creo que tiene toda la razón.

Otro capítulo de James está por comenzar. Una serie de varias temporadas que más parece una telenovela tradicional norteamericana, con 20 años al aire. Y quienes confiamos en su fútbol, esperamos que sea el protagonista. A eso nos acostumbró desde que jugó su primer partido con “La Absoluta” en Bolivia, hace 13 años largos.

Hay que seguir creyendo en “El Zurdo”…

@HernanLopezAya

*Comunicador Social y Periodista de la Universidad Jorge Tadeo Lozano con 26 años de experiencia en televisión y Oficinas de Comunicación. Fue jefe de emisión del fin de semana en RTVC NOTICIAS. Ganador del premio de periodismo Álvaro Gómez del Concejo de Bogotá en 2016. Bloguero de KIENYKE durante varios años

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