Compartir en redes sociales

Canadá y la primera “Trumpada”

Por HERNÁN LÓPEZ AYA*

Cada vez que hablo con alguien de Colombia, en medio de la conversación, se atraviesa una pregunta casi recurrente:

¿Cómo está el tema de Canadá con los aranceles?

Pues, la guerra está declarada.

Desde el 9 de abril, el gobierno canadiense impuso, por ejemplo, aranceles del 25 por ciento a los vehículos importados desde USA que no cumplen con el acuerdo CUSMA, creado para facilitar el comercio y la inversión con Estados Unidos y México, y reducir las barreras arancelarias, además de otras ventajas para los tres países.

Un mes antes, también lo hizo con una extensa lista de productos, que incluye alimentos como carne y pollo, productos refrigerados, leche, yogur, mantequilla, quesos, huevos, hortalizas, frutas y café, entre muchos más.

Claro: la pregunta que me hacen no está enfocada a estos puntos del acuerdo o a las inversiones en la bolsa. Está orientada al bolsillo (al mío), y a la forma en que los canadienses están viviendo la batalla arancelaria.

La respuesta la podemos resumir en una palabra: Solidaridad.

Desde que Donald Trump sugirió, con sonrisa socarrona, que Canadá debería ser el estado 51 de su país, el rechazo a la idea fue inmediato, al igual que la alerta porque, sin necesidad de ser expertos, presumían lo que se venía. Y la prueba está en los cientos de videos de personas que, por ejemplo, decidieron ponerles etiquetas a los productos “gringos” para que no los compren.

A nosotros (incluyo a mi esposa y amigos), nos ha tocado tomar medidas para poder vivir “sin apretarnos el cinturón” de una manera tan estricta. Entonces, comenzamos a apoyar la protesta, y a nuestro bolsillo, comprando en el mercado productos hechos en Canadá o México, o de otras partes del planeta; es decir, hicimos de lado a la mayoría de productos que llegan del “vecino país”.

Pero “ojo”: no ha sido fácil porque una cifra importante de los bienes y servicios importados, que son consumidos en estas tierras, provienen de Estados Unidos (el 62,8% de las operaciones).

Cuando el presidente estadounidense tomó la decisión de “casar la pelea”, nunca se imaginó que sus paisanos también resultarían afectados. O a lo mejor sí, pero por obvias razones el hombre no iba a hacer “alharaca”.

No obstante, el destino ya le está cobrando el atrevimiento. Y lo está haciendo en su propia tierra y con un aspecto que, creía yo, sería uno de los intocables: El turismo. 

¿Quién se podría imaginar que ese periplo se vería afectado, si lo que más desea un alto porcentaje de personas de Latinoamérica y el resto del mundo es conocer a Mickey Mouse, la Estatua de la Libertad o caminar por el Paseo de la Fama de Hollywood Boulevard, a manera de vacaciones?

Pues sí: el turismo ya comenzó a pagar las consecuencias de la decisión. 

Hace unos días Kris Reyes, reportera de CBC News, se encargó de informar que “los destinos turísticos de Estados Unidos lamentaban la cancelación de los viajes canadienses”.

Ella habló con Matt Levy, director de la agencia Spread Love Tours, quien le contó que este año, a raíz de la medida, ha perdido cerca de 25 mil dólares en ganancias porque las expediciones de estudiantes canadienses fueron canceladas. 

Y esa es solo una pequeña parte del pastel.

Reyes asegura en su informe que las aerolíneas canadienses han reducido o cancelado vuelos debido a una caída en la demanda y que sitios de predilección han perdido a sus visitantes como, por ejemplo, Palm Springs, en California; o Wildwood, New Jersey, una población costera cerca de la famosa Jersey Shore (por sus playas), que es visitada por canadienses en época de verano y en la que existen hoteles con nombres como el Quebec Motel y el Royal Canadian.

También, hace referencia a los recorridos por el Central Park, que son tradicionales entre grupos estudiantiles canadienses y que se han visto notoriamente afectados.

El reportaje concluye con una frase de Levy, en la que menciona de manera optimista el regreso de los turistas: “Somos una gran familia y tenemos que resolverlo. Creo que los canadienses volverán pronto a Nueva York”.

Pienso, sin temor a equivocarme, que Trump se disparó en el pie. Y lo peor es que lo va a seguir haciendo Si bien es cierto que todas las economías necesitan renovaciones constantes, búsqueda de recursos y mejores formas de operar, la del mandatario estadounidense parece más una malintencionada estrategia, disfrazada de berrinche, con un sinnúmero de objetivos ocultos entre líneas. Una maniobra con daños colaterales que, al final de la carrera, serán pagados por sus compatriotas.

Por estos días, hay ambientes electorales en este país. Y los dos principales opcionados a ocupar el cargo de primer ministro tienen, como premisa, combatir fuertemente ante la decisión del presidente estadounidense.

El 28 de abril (como consecuencia de un proceso anticipado), sabremos quién ganará y, por ende, cuál será la manera de pelear en este enfrentamiento que incluye empresas, empleos, migración, recursos, seguridad y, lo más importante, el futuro de 41 millones de canadienses. 

Esto, apenas comienza. Y, definitivamente, Canadá ya dio el primer puñetazo. 

¡Ya dio la primera “Trumpada”!

@HernanLopezAya

*Comunicador Social y Periodista de la Universidad Jorge Tadeo Lozano con 26 años de experiencia en televisión y Oficinas de Comunicación. Fue jefe de emisión del fin de semana en RTVC NOTICIAS. Ganador del premio de periodismo Álvaro Gómez del Concejo de Bogotá en 2016. Bloguero de KIENYKE durante varios años

Columna de opinión

Las opiniones expresadas en las columnas de opinión son de exclusiva responsabilidad de su respectivo autor y no representan la opinión editorial de La Veintitrés.

Sigue leyendo