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El fútbol portugués e internacional vivió este sábado uno de sus días más dolorosos. En una ceremonia profundamente emotiva celebrada en la Iglesia Matriz de Gondomar, familiares, amigos y figuras del deporte despidieron a Diogo Jota, delantero del Liverpool y de la selección nacional, y a su hermano menor André Silva, fallecidos el pasado miércoles en un trágico accidente de tráfico.
Un pueblo volcado en el dolor
Desde primeras horas de la mañana, cientos de vecinos se congregaron en los alrededores del templo para rendir homenaje a dos de sus hijos más queridos. Las calles de Gondomar, localidad natal de los hermanos, se tiñeron de silencio, aplausos y lágrimas.
La misa fue oficiada por el obispo de Oporto, D. Manuel Linda, quien dirigió palabras de consuelo centradas en el amor familiar y la esperanza cristiana. “La solidaridad en el amor es más fuerte que la muerte”, dijo, en una homilía que conmovió a los presentes.
Presencia del fútbol mundial
La dimensión del homenaje trascendió lo local. Estuvieron presentes destacados compañeros de Jota en el Liverpool, como Virgil van Dijk y Andy Robertson, quienes portaron coronas florales con los dorsales 20 y 30 —números de Diogo y André— bordados en rojo. También asistieron personalidades del fútbol portugués como Bernardo Silva, Rúben Neves, João Cancelo y el seleccionador nacional Roberto Martínez.
Rúben Neves, amigo íntimo de Diogo, fue uno de los portadores del féretro, visiblemente afectado. “Se fue un hermano. Hoy no somos jugadores, somos personas rotas”, dijo escuetamente a la prensa.
Dolor familiar y símbolo de unidad
Uno de los momentos más conmovedores fue cuando Rute Cardoso, esposa de Diogo Jota, ayudó a cargar el ataúd de su esposo, flanqueada por los tres hijos de la pareja. La imagen dio la vuelta al mundo y se convirtió en símbolo del luto compartido por la familia y la comunidad futbolística.
La ceremonia, íntima pero multitudinaria, concluyó con el traslado de ambos hermanos al cementerio contiguo, donde fueron enterrados juntos, en la tumba familiar.
Un legado más allá del deporte
Más allá de sus logros deportivos, Diogo Jota fue recordado como un hijo ejemplar, un compañero generoso y un profesional comprometido. Su hermano André, aunque menos conocido públicamente, era una figura querida en la comunidad y destacaba por su vínculo familiar con el delantero.
El fútbol no solo perdió a un gran jugador, sino a un hombre que representaba los valores de humildad, trabajo y pasión por su país. La despedida en Gondomar fue, más que un funeral, una lección de humanidad. Porque cuando el dolor une, el fútbol también consuela.