Foto @oncecaldas
Esteban Jaramillo Osorio
Frente a un rival proletario, sin calidad técnica y de clase baja, el Once Caldas serio y consistente, le dio trámite al partido para resolverlo sin sustos, sin apremios, tal como se había previsto.
Jugó a sus anchas, porque quiso, pudo y lo dejaron.
Apabulló a su rival sin atenuantes, con dominio total en el desarrollo del juego, para aplastar en el marcador global, establecer amplias diferencias e instalarse en la siguiente fase de la Copa.
Hasta “El Arriero” cambió su mala cara por sonrisas.
“Hoy te quiero más que ayer y menos que mañana”. Fue una noche dulce con goles de lujosa elaboración para la felicidad plena de los aficionados, que viven su mundo paso a paso, partido a partido.
Qué bien la pasaron. El futbol fue una fiesta.
Amplio fue el repertorio. Conexiones cortas, pases largos para la explosión de los extremos Barrios y Zuleta, que se dieron un banquete.
Triangulaciones veloces, demoledoras, por el interior del campo y por las bandas. Entrada y salida de los mediocampistas del tercio creativo, para incorporarse en zona de ataque.
Luis Sánchez, es un moderno volante, aparentemente sin carrocería, con genio para crear, e intuición y sacrificio para recuperar.
Los pone a todos en movimiento con sus pases. Alejo ya es su socio preferido, al igual que Cuesta y Patiño, activos con la pelota, por las orillas.
Dayro es su referencia ofensiva, con movimientos constantes que esta vez lo llevaron al sacrificio táctico, sin goles.
Su jugada del minuto 25, con globito o sombrero que ridiculizó al rival y “enrabono” al portero, a pase magistral de Alejo que lo puso frente al gol, fue genial.
El balón lo “escupió” el madero, pero ahí estaba en su dimensión el goleador.
Deinner Quiñones es brillo con la pelota, a pesar de sus parsimoniosos movimientos. Tiene mucha clase. Ahí va, buscando la forma, ojalá con regularidad, que lo haga valioso. En su recámara tenía la última bala. ¡Que golazo!
No fue el partido del siglo, ni el mejor de la copa, por eso la prohibición a las desbocadas celebraciones, pero sirvió para darle aire a la camiseta y para mirar de forma distinta el presente y el futuro. Esteban J.