Foto Caldas.federacióndecafeteros.org
El aroma del café caldense no solo se cuela por las montañas al amanecer. Está en la memoria, en la historia, en los caminos de tierra y en las manos de quienes han cultivado mucho más que granos: han sembrado identidad, tradición y futuro.
Este 11 de agosto, el Comité de Cafeteros de Caldas cumple 98 años de existencia, los mismos que la Federación Nacional de Cafeteros (FNC). No es casualidad. Apenas mes y medio después de que la FNC se fundara, Caldas fue el primer departamento en crear su comité, marcando el inicio de una historia de liderazgo gremial, institucionalidad cafetera y desarrollo rural que hoy se extiende a lo largo de 32.215 familias.
Han pasado casi 100 cosechas, casi un siglo de trabajo constante, de días soleados y también de lluvias, no solo climáticas, sino sociales, económicas y políticas. Y el Comité ha estado ahí, hombro a hombro con los caficultores, defendiendo su labor, elevando su voz y creando caminos donde antes solo había esperanza.
Hoy, esa historia tiene rostro de mujer. Natalia Yepes Jaramillo, la primera mujer en liderar el Comité de Cafeteros de Caldas, se ha convertido en un símbolo de renovación. En su año y medio al frente, ha recorrido vereda tras vereda, fincas empinadas y pueblos cafeteros donde su vocería se ha traducido en obras concretas: educación rural, alianzas estratégicas, fortalecimiento de la caficultura y más que nada, una fe inquebrantable en el campo caldense.
“El café, la educación, las obras sociales y la gobernanza”, dice Yepes Jaramillo, son los pilares sobre los cuales se ha construido este legado. Y este 2025, esa herencia da un nuevo paso: la apertura del Centro de Industrialización Regional (CIR) y el nacimiento de la marca de café Alma Caldense.
El CIR representa mucho más que una planta de transformación: es la posibilidad de que los caficultores puedan trillar, tostar, empacar y vender su producto directamente. Es soberanía y dignidad para quienes han sido históricamente la base de una de las economías más importantes del país.
Y Alma Caldense… es poesía hecha café. «Reúne la esencia de gente buena, honesta, sencilla, humilde, amorosa y trabajadora«, afirman desde el Comité. Es la bebida que huele a la sala de los abuelos, a historias contadas en las plazas, al esfuerzo de generaciones enteras.
En el Recinto del Pensamiento, este lunes, los colaboradores del Comité vivirán una jornada especial. Celebrarán no solo un aniversario, sino una promesa renovada con los caficultores. Porque como lo dice su directora: “Este aniversario es de todos, porque juntos hemos hecho historia y seguiremos cultivando esperanza.”
El Comité de Cafeteros de Caldas no es solo una institución. Es un testimonio de lo que significa trabajar por y para el campo, resistiendo a los cambios del tiempo sin perder su esencia. Hoy, a dos años de llegar al centenario, su historia sigue escribiéndose con tinta de café, en cada rincón donde una familia caldense siembra futuro bajo el sol.