Congresista estadounidense Giménez se reúne con oposición colombiana para respaldar candidatura única frente a Petro

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En un episodio que inquieta el tablero político de Colombia, una noticia que llega desde Washington y Washington también se hace presente en el terreno de la oposición colombiana. Carlos A. Giménez, congresista estadounidense, se reunió con líderes de la oposición para respaldar a un único candidato de la derecha que pueda ganarle al Petrismo por una vez y por todas. La intención, según los indicios difundidos, es definir apoyos a un único aspirante a la Presidencia que fragmente la posibilidad de un triunfo cercano a Petro. La conversación se dio a conocer a través de la cuenta de X de Giménez, y fue Vélez, excongresista colombo-americano (2018-2022), quien compartió una foto del encuentro en la misma plataforma.

La información disponible señala que el objetivo es coordinar de manera estrecha las fuerzas de la oposición para consolidar una candidatura única en la derecha de cara a las elecciones presidenciales previstas para mayo de 2026. Este movimiento se inscribe en un contexto de tensión latente en las relaciones bilaterales entre Estados Unidos y Colombia, y de protagonismo sostenido de Petro frente a la oposición, con el propósito declarado de favorecer la alternancia política y contrarrestar la influencia de la izquierda progresista en el país. Entre los datos que fortalecen esta lectura figura la referencia a Juan David Vélez, excongresista colombiano-americano, cuyo periodo en el Congreso fue de 2018 a 2022, y la indicación de que la dinámica se gestó en Colombia pero con un claro respaldo de actores estadounidenses.

Una jugada que cruza fronteras y reconfigura agendas

«Me he reunido con muchos líderes opositores en #Colombia representando a varios partidos políticos de centro y centroderecha. Desde el Congreso de USA, instamos a la clase política de unirse detrás de un solo candidato que pueda ganarle al Petrismo por una vez y por todas», – Carlos A. Giménez

En la conversación que se desprende de esa cita, Vélez agradeció al congresista y afirmó que es fundamental mantener las relaciones de amistad con Estados Unidos, el gobierno de Donald Trump y el pueblo estadounidense. Como colombo-americano reconoció el trabajo incansable por una Colombia libre de comunismo, unida y próspera, al tiempo que dejó constancia de su respaldo a la iniciativa para consolidar una candidatura única de la derecha ante el reto que representa Petro.

Las declaraciones también recogieron un ángulo más duro de la polarización: el expresidente Donald Trump advirtió sobre el tono de la crítica política en la región cuando afirmó que actualmente hay un líder «terrible, un tipo malo, un matón», pero que, a su juicio, esa narrativa se alimenta de una producción de cocaína en niveles sin precedentes que se comercializa de vuelta a Estados Unidos. En tanto, Gustavo Petro articuló su propia lectura al señalar que existe un segundo correlato ideológico en juego, al recordar que, según su visión, la historia reciente de Colombia no debe repetirse y que no se debe volver a un pasado ligado a Uribe, una figura que él sostiene ya tiene su lugar en la conversación política.

Este episodio se inscribe en un contexto más amplio: la campaña electoral de 2026 en Colombia y la preocupación por la posible injerencia de actores externos en procesos internos. Se ha señalado que, más allá de un simple encuentro diplomático, hay una lectura de que Estados Unidos quiere favorecer una alternancia que disminuya la influencia de Petro y su proyecto político, lo que añade una capa de tensión a la relación entre ambos países en un momento clave para la región. En ese marco, los analistas observan cómo la presencia mediática de figuras como Vélez, Trump y Petro en el tablero de la discusión política puede aumentar la sensibilidad de la opinión pública y de la dirigencia colombiana ante cualquier intervención externa en el proceso electoral.

Con la mira puesta en la fecha clave, las elecciones presidenciales de Colombia quedan fijadas para mayo de 2026, y este episodio señala, además de la continuidad de una disputa ideológica entre derecha y izquierda, la posibilidad de que actores internacionales asuman un papel más activo en la definición de la dirección política del país. La noticia, por lo tanto, no es sólo el encuentro en sí, sino el signo de una nueva etapa en la que la diplomacia, la política interna y las alianzas transnacionales convergen en un escenario que puede redefinir el equilibrio de poder en Colombia y su relación con Estados Unidos.

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