La Veintitrés Manizales informa que el presidente Gustavo Petro, su esposa Verónica Alcocer y su hijo Nicolás Petro quedaron incluida en la Lista Clinton, una noticia que fue confirmada el 24 de octubre de 2025 y que rápidamente desató un cruce de reacciones entre la precandidata presidencial Vicky Dávila y el propio mandatario. En Colombia, las publicaciones y las intervenciones en la red social X señalaron presuntos vínculos con narcotráfico y lavado de dinero, y dieron cuenta de las respuestas públicas de la familia presidencial a través de comunicados y mensajes en distintos espacios mediáticos.
El contexto de la revelación se enraíza en discusiones sobre poder político y económico entrelazado con actividades ilícitas. Petro mencionó, en un marco contextual que incluye referencias al Clan Gnecco y a la supuesta relación de la familia de Dávila con el narcotráfico, que la polémica no es aislada sino parte de una dicotomía entre investigación, evidencia y narrativa pública. Según el reporte y las reacciones recogidas, Dávila celebró la inclusión y cuestionó a Petro por las implicaciones para su familia, mientras el mandatario defendió a Nicolás y elevó señalamientos sobre las fuentes y las conexiones de la periodista, en un intercambio que involucró nombres y conceptos frecuentemente asociados a casos de narcotráfico y corrupción.
Reacciones cruzadas tras la inclusión en la Lista Clinton
La noticia generó un flujo rápido de respuestas en redes sociales y en declaraciones a medios regionales y nacionales. Dávila respondió a través de sus plataformas con críticas y señalamiento directo hacia la figura presidencial, mientras Petro respondió defendiendo a su hijo y lanzando señalamientos sobre la periodista y su entorno, afirmando que ha investigado la llamada gobernanza paramilitar y la articulación entre poder político y económico con el narcotráfico. En este marco se aludió a una serie de nombres y casos asociados a las acusaciones que circulan en el ecosistema político y mediático del país, con menciones a presuntos vínculos entre narcotráfico y campaña electoral, y a quienes estarían vinculados a estas dinámicas.
«Nadie tiene la culpa de lo que haga un familiar, excepto que se sea cómplice y haga parte del plan delictivo. Mejor, mire a su alrededor, su hijo Nicolás Petro está llamado a juicio por lavado de activos y enriquecimiento ilícito. Él confesó que recibió plata de un ex narco (Santander Lopesierra) para la campaña de su papá, Gustavo Petro, y que tomó una parte para él y otra la gastó en “logística” de la campaña. También contó que usted sabía todo lo de Euclides y las platas en efectivo, miles de millones» – Vicky Dávila
«¡Ay hermana! mire a su alrededor y sabrá que su suegro traficó con cocaína y el hermano de él, asesinó a muchos colombianos caribeños humildes en el periodo de la gobernanza narcoparamilitar en Colombia; le he dicho al mundo la verdad sobre el poder mafioso que llamo desde ahora: gobernanza paramilitar, le dediqué una década de mi vida a investigarlo, y mi investigación paralamentaria develó la articulación del poder político y el poder económico con el narcotráfico de cocaína”(sic), escribió el mandatario en su cuenta de X.» – Gustavo Petro
«(…) lo he analizado desde la ciencia de la economía política y sé que intenta engullir al estado colombiano y su sociedad, y al Caribe todo, por dónde entró la conquista, es un fascismo articulado a la mafia: exportaron miles de toneladas de cocaína e hicieron una mafia “schifa” en todas partes y en el Cesar, Magdalena y la Guajira» – Gustavo Petro
El cruce de declaraciones y las referencias a personajes como Santander Lopesierra, Euclides, Marset y Julio Lozano, entre otros, marcó una jornada de alta volatilidad en X y otros foros, en la que el segundo plano de la discusión fue la supuesta interferencia de comunicaciones de campaña y la supuesta relación entre el narcotráfico y estructuras de poder que operan en Colombia. En ese contexto, el hecho relevante para este medio es la magnitud de la controversia entre una figura pública que lidera un proceso precandidatural y una periodista que se ha mostrado como una voz crítica y mediática, aspecto que intensifica el escrutinio público sobre vínculos, financiamiento y acciones de campaña.
Más allá de las palabras cruzadas, el contexto necesario para entender la nota deja claro que el tema no es solamente un choque entre dos figuras, sino una discusión más amplia sobre la memoria histórica de la violencia, la influencia de redes criminales en la vida política y las dinámicas de poder económico. Se espera que el desenlace de estas acusaciones y las respuestas institucionales o documentales por parte de los involucrados determine, en las próximas semanas, si hay pruebas nuevas o reacciones gubernamentales que modifiquen el pulso de la conversación pública en Colombia, con las miradas puestas en la cobertura de medios regionales como La Veintitrés Manizales y en el ritmo de la discusión en la plataforma X.
















