El deterioro de la infraestructura portuaria y de puentes en Colombia, acelerado por corrosión y falta de mantenimiento, podría paralizar exportaciones y generar costos multimillonarios, advierten especialistas de la Cámara Colombiana del Cemento y el Concreto (Procemco) junto a representantes de la Sociedad Colombiana de Ingenieros y la Asociación Nacional de Ingenieros de Corrosión (NACE). Con datos de 2024 y antecedentes desde 1990, cuando se registraron más de 90 colapsos totales o parciales de puentes, el panorama evidencia la urgencia de definir estrategias de mantenimiento sostenido y monitoreo para los sistemas portuarios y viales, sobre todo en zonas costeras.
Entre los protagonistas figuran Diego Jaramillo Porto, gerente técnico de Procemco; Edgar Eduardo Muñoz, ingeniero y experto en puentes; y Yezid Alvarado, ingeniero especialista en monitoreo y tecnología, cuya experiencia es respaldada por la Sociedad Colombiana de Ingenieros y la Asociación Nacional de Ingenieros de Corrosión (NACE). La advertencia se sustenta en que el deterioro es resultado de la corrosión en ambientes marinos, sumado al desgaste, fallas por diseño y ejecución, y la necesidad de monitoreo y soluciones preventivas. A eso se suman la falta de una cultura de mantenimiento y obstáculos en ejecución y en normativas actualizadas; condiciones que, según los técnicos, agravan la vulnerabilidad de la infraestructura costera y elevan los costos de intervención cuando surgen fallas.
Advertencia sobre la infraestructura portuaria y de puentes en Colombia
El diagnóstico cuantitativo señala que hay diez zonas portuarias en Colombia, ocho situadas en la Costa Caribe —La Guajira, Santa Marta, Ciénaga, Barranquilla, Cartagena, Golfo de Morrosquillo, Urabá y San Andrés— y dos en el Pacífico, Buenaventura y Tumaco; además de 67 terminales portuarias bajo la jurisdicción de la ANI. En paralelo, se destacan avances tecnológicos como el uso de sensores de fibra óptica y Building Information Modeling (BIM) para el monitoreo preventivo de puentes, junto al Sistema Inteligente de Gestión de Puentes, cuyo desarrollo, según Alvarado, podría situar a Colombia a la vanguardia internacional en la gestión de esta infraestructura crítica. No obstante, los especialistas señalan que la falta de mantenimiento sigue siendo uno de los mayores problemas que afecta la seguridad y la funcionalidad de la infraestructura vial y portuaria del país.
«construir bien y con durabilidad es un mandato; pero incluso con buenos diseños, las estructuras envejecen y el ambiente marino acelera los procesos de daño» — Diego Jaramillo Porto
«Y cuando las patologías aparecen, reparar mal puede salir aún más caro» — Diego Jaramillo Porto
«El monitoreo preventivo en puentes puede prevenir accidentes y optimizar el proceso de mantenimiento de manera eficiente» — Yezid Alvarado
«Estamos avanzando con un Sistema Inteligente de Gestión de Puentes que nos coloca a nivel internacional en cuanto a la gestión de esta infraestructura crítica» — Yezid Alvarado
«La falta de mantenimiento sigue siendo uno de los mayores problemas que enfrenta la infraestructura vial en Colombia, afectando su seguridad y funcionalidad» — Edgar Eduardo Muñoz
En términos de magnitud, los datos relevantes incluyen que existen diez zonas portuarias y 67 terminales bajo la tutela de la ANI, con ocho zonas en la Costa Caribe y dos en el Pacífico; además, la cifra de más de 90 colapsos de puentes desde 1990 subraya la fragilidad de la red. El costo global de la corrosión se estima en USD 2,5 billones anuales, cifra que contrasta con lo observado en Estados Unidos, donde el mantenimiento de carreteras y puentes requiere unos USD 105 billones para mantenerlos operativos, y los costos directos por corrosión en puentes viales ascienden a USD 8.300 millones cada año.
La combinación de estos elementos —zonas portuarias distribuidas entre Caribe y Pacífico, la presencia de 67 terminales bajo ANI, el historial de colapsos y los elevados costos de corrosión— refuerza la necesidad de una estrategia integral que combine mantenimiento preventivo, monitoreo tecnológico y endurecimiento de normas. Si Colombia no desarrolla e institucionaliza estas prácticas y no actualiza su marco regulatorio, podría enfrentar parálisis de exportaciones y costos de reparación cada vez mayores, comprometiendo la seguridad y la competitividad del país en el corto y mediano plazo.

















