El hecho principal es que la oposición criticó al presidente Gustavo Petro por revivir el sufrimiento de las víctimas de la toma del Palacio de Justicia, en medio del aniversario del hecho y de su pasado con el M-19, una conmemoración que alcanza los 40 años y que ha vuelto a colocar en el centro del debate la memoria, la justicia transicional y la interpretación de los símbolos del grupo armado.
La controversia se desató a partir de declaraciones públicas y publicaciones en redes del propio Petro, y de las respuestas de figuras políticas como Hernán Cadavid, representante a la Cámara por el Centro Democrático, así como de Wilson Ruiz, exministro de Justicia. La discusión también giró en torno a la cobertura de medios como Semana y Caracol Televisión, y a la decisión de la Corte Suprema de Justicia de no invitar al presidente al acto conmemorativo. En el marco de esas; referencias, resurgieron nombres como Luis Otero, creador del plan de la toma, para situar el debate en torno a la figura del M-19 y su interpretación histórica.
El intercambio público subraya que la conmemoración, a 40 años de la toma, se ha convertido en un escenario para valorar la memoria histórica y la justicia transicional. Mientras unos señalan la necesidad de reconocer errores y defender la autoridad del Estado, otros advierten que cualquier alusión a símbolos del M-19 puede ser interpretada como una revictimización de las víctimas y una desunión nacional. En ese contexto, la discusión sobre el papel de la memoria y la responsabilidad institucional se mantiene vigente en el escenario político y mediático del país.
Memoria histórica en el centro del debate nacional
En el marco de la conmemoración, se han cruzado voces que cuestionan la manera en que Petro abordó la toma del Palacio de Justicia. Cadavid ha sostenido que “lo que uno encuentra en el marco de las declaraciones, actitudes y símbolos del presidente de la República se llama revictimización” y que, si se restaura la memoria sin respetar el dolor de las familias, “lo que hay evidentemente es el incumplimiento a todo lo que tiene que ver con la justicia transicional”. Sus palabras, difundidas por Semana, reforzaron la idea de que el mandatario está en el centro de una polémica que advierte sobre la desunión de la nación. Ruiz, por su parte, afirmó que a 40 años del hecho “el reto sigue siendo el mismo: reivindicar la autoridad del Estado, pero sin negar los errores”, y advirtió que “hay que defender la memoria, que es lo más importante para los jueces” para evitar que el Palacio de Justicia vuelva a ser símbolo del fracaso del Estado ante la violencia.
«lo que uno encuentra en el marco de las declaraciones, actitudes y símbolos del presidente de la República se llama revictimización» – Hernán Cadavid, Representante a la Cámara
En su propio material de referencia, Petro ha defendido la legitimidad de sus posiciones al afirmar que, en un libro suyo, se muestran todas sus opiniones y análisis sobre la toma del Palacio de Justicia. Según el mandatario, invitó al señor Néstor Morales a localizar la frase que, según él, decía que la toma fue una genialidad, y añadió que allí encontrarán sus criterios y su análisis. En entrevistas citadas por Caracol Televisión, Petro señaló que esas reflexiones forman parte de su trayectoria y visión sobre el episodio, mientras que en otra oportunidad recibió la referencia de haber llamado “genio” a Luis Otero, en una entrevista alrededor de 2002, lo que ha reavivado el debate sobre la figura de los protagonistas del hecho.
La combinación de estos elementos —las críticas políticas, las afirmaciones del presidente y la cobertura mediática— ha dejado claro que la conmemoración histórica del Palacio de Justicia no es un simple acto de memoria, sino un campo de batalla para la interpretación de la memoria, la justicia, la reparación y la legitimidad de las instituciones frente a un periodo de violencia que marcó a Colombia. La polarización entre el Ejecutivo y el Legislativo, así como la respuesta de la Corte Suprema ante el acto, configuran un escenario en el que el país continúa debatiéndose entre recordar para sanar y recordar para señalar responsabilidades, en un marco que intenta equilibrar verdad, justicia y reparación para las víctimas.

















