Propuesta de aumento del salario mínimo para 2026 podría subir hasta 1,8 millones en Colombia

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El ministro del Interior, Armando Benedetti, propone para 2026 un incremento del salario mínimo entre 10,8% y 26,4%, que podría elevar la remuneración básica a 1.800.000 pesos, generando un intenso debate entre Gobierno, sindicatos y economistas. Más de 3.000.000 de trabajadores ya ganan salario mínimo al mes, por lo que la medida tendría un alcance relevante en el mercado laboral colombiano.

La iniciativa llega en un marco de alta preocupación por la inflación y el costo de vida. En 2025 el incremento del salario mínimo fue de 9,54% frente a una inflación de 5,2% el año anterior, y a septiembre la inflación anual se ubicó en 5,18% según el DANE. Cuatro meses consecutivos con inflación por encima de 5% alimentan el debate sobre si un aumento tan significativo podría trasladarse a precios, arriendos y servicios. Cifras oficiales señalan que la medida podría beneficiar a aproximadamente 3,7 millones de trabajadores y 1,3 millones de pensionados, mientras que analistas de Fedesarrollo y Bancolombia advierten que incrementos por encima de la meta inflacionaria podrían dificultar el control de precios. El Banco de la República mantiene una meta de inflación del 3%.

Debate y análisis entre actores sociales y económicos

La discusión reúne testimonios y análisis que apuntan en direcciones distintas. Según Luis Fernando Mejía, director ejecutivo de Fedesarrollo, un aumento de 11% implica un costo de operación para pequeños comercios de entre 2% y 3% que, de no poder absorberse, se trasladaría al público en forma de precios más altos. Además, Mejía advierte que comparar un salario mínimo de 1.800.000 pesos con escenarios actuales puede parecer irreal en un contexto de inflación elevada. En palabras del propio Mejía, el incremento propuesto podría desincentivar la contratación formal y fomentar la informalidad si el monto resulta desproporcionado ante la evolución de precios. Fabio Arias, presidente de la CUT, celebra el avance para los trabajadores y lo describe como música celestial si se concreta, calificando la subida como la más significativa en la historia de las discusiones del salario mínimo en Colombia; sin embargo, advierte que la realidad de muchos trabajadores y trabajadoras merece ese impulso, y califica la propuesta de un “regalazo” para condiciones precarias.

«Es algo que ya se está viendo este año. Por ejemplo, un pequeño comerciante con márgenes de operación de 2% máximo 3%. Si el mínimo aumenta 11%, que es el costo de operación fundamental, no le queda otra alternativa que trasladar el aumento salarial al consumidor final con precios más altos», explicó el experto a La República. — Luis Fernando Mejía, director ejecutivo de Fedesarrollo. «El país lleva cuatro meses con la inflación estancada por encima de 5%» — Luis Fernando Mejía, director ejecutivo de Fedesarrollo. «¿Por qué un salario mínimo tan alto podría desincentivar la contratación formal y aumentar la informalidad?» — Jairo Agudelo, líder del portal Bolsillos Con Propósito. «Si tenemos en cuenta el $1.000.000 contra el $1.800.000 que habla el ministro Benedetti, de que se espera un incremento de salario mínimo de hasta el 26%, es una cifra completamente irracional para la actualidad de la economía colombiana, con una inflación de casi el 5,2% con corte a septiembre» — Luis Fernando Mejía, Fedesarrollo. «Para los trabajadores, hay que decirlo con todas las palabras que corresponden, eso es música celestial para nosotros y sería el aumento más significativo en toda la historia de las discusiones del salario mínimo en Colombia» — Fabio Arias, presidente de la CUT. «un regalazo para sus condiciones, que siempre han sido precarias» — Fabio Arias, presidente de la CUT.

En resumen, la propuesta de Benedetti para 2026 reaviva una discusión compleja sobre cómo aumentar el ingreso de quienes ganan el mínimo sin desbordar la inflación ni distorsionar el empleo. El Gobierno, los sindicatos y los analistas coinciden en la necesidad de equilibrio: subir ingresos para enfrentar el costo de vida, pero manteniendo bajo control la inflación y la productividad. Las próximas semanas serán decisivas, con expectativas de más estudios de impacto y reacciones de diferentes sectores antes de que se tome una decisión definitiva.

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