Se dictó condena en primera instancia contra Tomás Velasco por acceso carnal violento agravado y agresión física, en un caso que se remonta a 2019. La víctima, Johana Rojas, afirmó en voz alta que «Yo creía que nunca iba a poder nombrarlo» y llamó a denunciar la violencia para que otras mujeres no permanezcan silenciadas. Velasco es expareja de Rojas.
El hecho ocurrió en 2019 y la sentencia en primera instancia llega tras más de seis años de proceso judicial. Rojas, diseñadora colombiana y fundadora de la marca Ocre & Arco, ha convertido su experiencia en un referente de sororidad y resiliencia. En el pódcast Vos podés, conducido por Tatiana Franko, Rojas compartió su testimonio, difundido el 5 de noviembre de 2025, para alentar a otras víctimas a denunciar y para visibilizar la violencia sexual, física y psicológica. La entrevista, difundida también en YouTube y redes, busca acompañar a las víctimas y cuestionar la eficacia de los tiempos del sistema judicial.
La sentencia, la voz de la sobreviviente y el debate sobre la protección de víctimas
La condena en primera instancia llega en un contexto de debate sobre la protección de víctimas y la efectividad de la justicia en casos de violencia de género. Rojas ha emergido como referente de sororidad y resiliencia, y su marca Ocre & Arco representa una resignificación. El proceso y la visibilidad pública de su testimonio han contado con el apoyo de otras mujeres del gremio y de comunidades que buscan acompañamiento y respuesta institucional ante estas situaciones.
«Yo creía que nunca iba a poder nombrarlo.» – Johana Rojas, diseñadora colombiana y fundadora de Ocre & Arco
Este caso no solo marca un fallo judicial en apariencia; también subraya la necesidad de acompañamiento emocional y legal a las víctimas y de una revisión continua de los mecanismos que, en la opinión de Rojas, no están diseñados para proteger sino para poner a prueba a las víctimas una y otra vez. Con cada declaración pública, se alimenta una conversación que busca desnaturalizar el silencio y volver visible la violencia para evitar que se repita en futuras generaciones, y el testimonio difundido apunta a un camino donde la marca y la voz de las sobrevivientes pueden converger en una respuesta social más amplia y solidaria.

















