En Bogotá, Colombia, el precandidato presidencial Miguel Uribe Londoño reprochó la filtración de cartas privadas dentro del Centro Democrático y solicitó un debate serio durante la crísis interna que acompaña el proceso de definición de la candidatura para 2026. La reunión celebrada el 4 de noviembre de 2025 puso sobre la mesa esa reclamación y, poco después, llegó una carta fechada el 7 de noviembre de 2025 por parte de Gabriel Vallejo Chujfi, director nacional del Centro Democrático, en la que se enfatiza la necesidad de mantener el respeto institucional ante las preguntas sobre contactos y manejo de las encuestas, en un marco que también señala la referencia a Atlas Intel, la empresa encuestadora. Todo ello se inscribe en un contexto en el que, desde el partido, se recuerda la solicitud hecha el 17 de octubre de 2025 para que Atlas Intel presentara una propuesta de investigación de la candidatura.
Los datos clave señalan que, además de Uribe Londoño, participan Gabriel Vallejo Chujfi como director nacional del Centro Democrático; Atlas Intel como la empresa encuestadora; Paloma Valencia, Paola Holguín y María Fernanda Cabal, conocidas como las «generalas»; y Andrés Guerra, también precandidato. El intercambio de cartas entre precandidatos y la directiva, la filtración de comunicaciones privadas y las preguntas sobre contactos con Atlas Intel fuera del proceso oficial han intensificado la conversación sobre la transparencia y el uso de encuestas como herramienta de definición de la candidatura, en un marco que busca ordenar y clarificar el camino a seguir en medio de la pugna interna.
La tensión entre transparencia y estrategia interna del Centro Democrático
La discusión pública ha quedado marcada por las declaraciones de Uribe Londoño, quien aseguró sentirse “todavía sorprendido y con dolor” y llamó a que el debate sea “con seriedad y no con politiquería”. En su mensaje, el precandidato afirmó que el intercambio de información entre sus asesores y Atlas Intel demostró posibles irregularidades que repercuten en la ética interna del partido, y reiteró su compromiso de responder a lo ocurrido a la luz de aquello que considera un obvio incumplimiento del marco de convivencia interna. En otro pasaje, Uribe Londoño hizo hincapié en su defensa del legado de su hijo Miguel y en la necesidad de sostener el programa de gobierno que apoyaba, asegurando que no fomentará peleas internas y que trabajará para cumplir con la visión que él encarnó junto a los congresistas y equipos que respaldaban a su hijo.
«Todavía sorprendido y con dolor procedo a dar respuesta a algunos de los planteamientos hechos en la noche de ayer por usted y por algunos de los precandidatos de nuestro partido en la reunión que sostenimos acerca de una conversación que tuvieron mis asesores con la empresa encuestadora Atlas Intel y por la cual fui tildado, entre otras cosas, de ser una persona antiética» – Miguel Uribe Londoño, precandidato presidencial
«Soy un empresario que he dedicado mi tiempo a producir y a criar y apoyar a mi hijo Miguel. Luego de su vil asesinato, asumí sus banderas y defiendo su programa de gobierno junto a los congresistas y equipos que lo apoyaban a él. No voy a fomentar ninguna pelea interna. Yo voy a cumplir con el legado que mi hijo Miguel nos encomendó» – Miguel Uribe Londoño
«El debate debe ser con seriedad y no con politiquería» – Miguel Uribe Londoño
«Por el respeto y consideración que te tengo, y por respeto a los demás precandidatos, omitiré por ahora dar respuesta al contenido de tu comunicación, cuyo lenguaje y términos no se compadecen con el trato que el partido y mi persona hemos tenido contigo» – Gabriel Vallejo Chujfi, director nacional del Centro Democrático
En síntesis, este episodio arroja una luz sobre la dinámica del proceso de selección para 2026 y subraya la necesidad de claridad y cohesión dentro del Centro Democrático. Las tensiones se proyectan sobre posibles reacomodos en las encuestas y en las alianzas entre precandidatos, mientras la dirección del partido intenta sostener un marco de transparencia y responsabilidad ante una coyuntura que, desde Bogotá, ya se percibe como decisiva para la configuración de las candidaturas y para la imagen pública del partido, especialmente entre las figuras que componen el grupo de las llamadas «generalas» junto a Andrés Guerra y los demás precandidatos.

















