En la cárcel de Girón, en Santander, dos privados de la libertad cosieron sus bocas y iniciaron una huelga de hambre para exigir traslados a cárceles cercanas a sus familias. La presencia de esta protesta, que se remonta al 11 de noviembre de 2025 y que lleva aproximadamente seis días en curso, ha puesto de manifiesto la preocupación por el acercamiento familiar, un tema que ha sido destacado por Hernando Mantilla, Defensor de los Derechos Carcelarios en Santander, como un pilar de la dignidad humana y la posibilidad de resocialización.
Los internos aún no identificados a esta hora están recibiendo hidratación mediante sueros para tratar de mantener su integridad física durante la huelga, en la que se cosieron la boca como forma extrema de protesta. El objetivo explícito es lograr su traslado a cárceles cercanas a sus familias, para facilitar visitas y contacto regular. Según Mantilla, las familias de estos dos detenidos se ubican en Villavicencio y Barranquilla, lo que hace prácticamente inviable para ellos mantener vínculos estables con sus allegados en el marco de las visitas programadas y la logística de traslado.
En el contexto regional, es común en Santander que las personas privadas de la libertad demanden traslados por motivos familiares, pero la combinación de hacinamiento en centros penitenciarios y dificultades en el control de ingresos de visitantes en días autorizados ha generado tensiones y casos de protesta como este. La noticia de hoy cobra relevancia por el detalle de la acción extrema y el interés por un traslado que permita acercar a las familias a sus seres queridos, un tema que la Corte Constitucional ha señalado como clave para la resocialización y la dignidad de las personas privadas de la libertad.
Protesta extrema y respuesta institucional
La protesta ha activado protocolos de seguridad y atención médica dentro de la cárcel de Girón, con el objetivo de salvaguardar la vida de los manifestantes y garantizar una respuesta adecuada por parte de las autoridades penitenciarias. La defensa de los derechos de estas personas y la necesidad de acercamiento familiar han sido tema de debate público, en el que Mantilla ha insistido en la importancia de considerar el acercamiento de las familias como un componente esencial de la reinserción social.
«Hace seis días aproximadamente dos internos entraron en una huelga de hambre, pues no es sencillamente que no reciban alimentos como tal, sino que se cosieron la boca, eso obviamente es muy delicado porque tiene que ver con derechos humanos propiamente dichos, sobre todo el derecho más fundamental de todos que es la vida» – Hernando Mantilla, Defensor de los Derechos Carcelarios en Santander
«Los internos piden el traslado a cárceles cercanas a la familia de ellos. Aquí el problema está en lo siguiente, yo soy testigo de eso porque he hecho miles de solicitudes de traslados de internos buscando lo que ellos también llaman el acercamiento familiar. Es muy fregado y desde varios puntos de vista que un interno esté en Bucaramanga y la familia esté como esos dos señores, la una en Villavicencio y la otra en Barranquilla, es difícil» – Mantilla, Defensor de los Derechos Carcelarios en Santander
Entre la información secundaria, se han reportado otros casos similares en la misma instalación. La petición de traslado ya fue remitida a la dirección nacional del INPEC y se espera una respuesta oficial que defina si procede o no la reubicación para disminuir la brecha entre los detenidos y sus redes de apoyo familiar. Este caso reitera la necesidad de revisar los protocolos de visitas, el hacinamiento y la atención médica en las cárceles colombianas, aspectos que la institucionalidad ha señalado como fundamentales para la protección de derechos y la efectividad de las políticas penitenciarias.

















