En Estocolmo, Suecia, Verónica Alcocer, primera dama de Colombia, es acusada de vivir una vida de lujo, según informes de prensa internacional y una detallada investigación de Expressen; su esposo Gustavo Petro, presidente de Colombia, fue sancionado por Estados Unidos y ambos figuran en la Lista Clinton del Departamento del Tesoro, noticia que desbloquea un debate sobre el uso de fondos públicos por la figura de la Primera Dama en medio de una crisis económica.
La llegada de Alcocer a Suecia tuvo lugar en octubre y las sanciones estadounidenses habrían llegado casi al mismo tiempo, de acuerdo con las fuentes citadas. Los reportes señalan su presencia en eventos y clubes elitistas de Estocolmo, su residencia en un apartamento central y un financiamiento de gastos declarado a través del Dapre, el Departamento Administrativo de la Presidencia, que se encarga de apoyo logístico, seguridad, asesoría y servicios como maquillaje para la Primera Dama, quien no tiene cargo oficial ni salario público. La cobertura combina material de Expressen con notas de Desigual y otras publicaciones,” así como referencias de La Silla Vacía, Colprensa y Andrea Puentes desde Presidencia, para construir un perfil de la vida que, según la información, ha generado polémica internacional y local.
La vida de lujo en Estocolmo y sus repercusiones políticas
En el marco de ese relato se mencionan círculos sociales en Suecia que incluirían a Kristofer Ruscon, fundador de Hatt et Söner, y a Olof Larsson, un conocido millonario de la relojería; también se habrían registrado encuentros con la viuda del conde Carl Adam Lewenhaupt, con Kishti Tomita y con Alexandra Pascalidou. Los lugares y eventos citados abarcan el Strand Hotel, un apartamento lujoso en el centro de Estocolmo y clubes elitistas como el Noppes. Estas informaciones proceden de Expressen y han sido recogidas por Desigual y otros medios colombianos, con el respaldo de declaraciones de la Presidencia y reportes de Colprensa. Todo ello enmarca una discusión sobre la función de la Primera Dama y la necesidad de reglas claras para separar la vida privada de las responsabilidades públicas.
«Verónica Alcocer está viviendo como una millonaria en Estocolmo y nadie sabe de dónde viene el dinero para financiar su estilo de vida» – Desigual, medio digital alternativo colombiano
En un contexto de crisis económica en Colombia y de tensiones diplomáticas con Estados Unidos, estas revelaciones reabren el debate sobre la idoneidad y el control de los gastos vinculados a la figura de la Primera Dama. Las autoridades señalan que Alcocer no posee cargo oficial ni salario público, y que los gastos de su gestión son financiados por recursos públicos a través del Dapre, lo que ha alimentado críticas sobre transparencia y límites a la gestión de estas prerrogativas. Fiscales y diplomáticos advierten sobre los riesgos de confundir lo privado con lo público y exigen claridad sobre responsabilidades y controles asociados a la figura de la Primera Dama en el marco institucional colombiano.

















