Por HERNÁN LÓPEZ AYA*
Esto podría ser un propósito para el nuevo año. Y, con eso, nos ahorraríamos un montón de problemas.
Los colombianos nos hemos convertido en expertos a la hora de ignorar lo que, folclóricamente, llamamos “la letra pequeña”. Nos suele pasar con contratos de planes de celular, de televisión paga o de otros servicios.
Y digamos que esto se volvió normal, ya que otra cosa que nos caracteriza es la pereza de leer ese montón de letras; siempre tendemos a firmar de afán, para evitarnos filas o largas jornadas de espera.
Los finales de año y los comienzos de los nuevos son épocas perfectas para cometer este tipo de errores, pues la feria de la prestación de servicios está a la orden del día y miles de colombianos, preocupados por sus descansos o sus nuevas etapas laborales firman sin leer, o firmamos sin leer (porque yo también lo he hecho).
Es cuestión de premura.
No obstante, cuando quien sufre de estos “afanes” es un alto funcionario público, la cosa cambia de color. ¿Por qué? Pues porque es un “alto funcionario público” de los que, los humanos normales, presumimos tiene altos grados de responsabilidad, sabiduría e inteligencia en la toma de decisiones.
Pero no. No siempre.
Para inaugurar el 2025, y digo inaugurar porque no pasaron más de 48 horas para que esto sucediera, uno de esos personajes “la sacó del estadio”. Y lo hizo con “todos los lujos”.
Johana Aranda es la alcaldesa de Ibagué. El día: dos de enero. Acuciosa y sin medir las consecuencias, decidió hacer una visita a las instalaciones de la Alcaldía, para ver qué estaban haciendo sus empleados. Llegó temprano.
Cuando ¡Oh sorpresa! La sede parecía un pueblo fantasma; bueno, con un par de fantasmas que también decidieron madrugar a trabajar, después de las fiestas de fin de año. La mandataria, sin dudarlo, los cuestionó porque no habían llegado temprano (algunos), y porque otros no irían ese día. Acto seguido, luego de haber sido recibida por una de las funcionarias, la alcaldesa continuó el recorrido y con tono de autoridad (además de una sonrisa) dijo: “les cogió el año nuevo con las cobijas”.
Para reforzar el mensaje y dejar la lección en claro, afirmó: “A los flojos, los perezosos, los faltos de compromiso, les va a costar muy duro este año”.
¡Tremenda advertencia!
Y es acá cuando la firma de la letra pequeña se olvida y, por el afán, solo “se firma”.
Horas después, a través de redes sociales (qué papayazo), muchos le recordaron a la mandataria un par de cosas que, creo yo, habrían sido consecuencia de “garabatear” sin leer.
La primera, pues que el siete de octubre pasado firmó un decreto “por el cual se autoriza un descanso compensado, con ocasión de la temporada de fin de año, se modifica temporalmente el horario laboral de los servidores públicos pertenecientes a la planta de personal de la Administración Central Municipal y se dictan otras disposiciones”.
Y la segunda, pues que de pronto se le olvidó que la mayoría de empleados del Despacho Municipal son “contratistas”, a los que se les habría vencido el contrato antes de las fiestas y que, hasta esta hora, no habrían firmado uno nuevo para regresar a trabajar. Los que si van a volver, y pronto, son los “contratistas” encargados de hacer “los contratos” de los otros “contratistas”, para que comiencen sus tareas, muy posiblemente, en febrero (estoy casi seguro de esto).
Quienes debían cumplir y llegaron tarde, porque no había un acuerdo previo, sufrirán las consecuencias del retraso; eso está claro. Pero lo que sí es una completa “descachada” es que la alcaldesa haga un video, orientado al cumplimiento moral del deber público, recriminando a quienes (con autorización) no van a trabajar, y a ella se le olvide que uno de sus deberes públicos es cumplir con lo que firma.
El decreto dice claramente:
- Días de descanso en virtud de compensación: 23, 24, 26 y 27 de diciembre de 2024, para el turno uno (con reintegro el 30 de diciembre de 2024).
- Días de descanso en virtud de compensación: 30 de diciembre de 2024 y 2, 3 y 7 de enero de 2025 para el turno dos (con reintegro el 8 de enero de 2025).
Y lo más complicado aún es que la funcionaria, seguramente, le hace poco caso a su asesor (a) de comunicaciones; o, de pronto el asesor (a) no se dio cuenta del “arrancón de cumplimiento” de la mandataria y él (o ella) también “se quedó en el año nuevo con las cobijas”.
Es verdad que urge una depuración y la “limpieza de cara” del trabajo público o estatal, o como lo quieran llamar. Pero también es necesario que quienes están en las Administraciones Distritales o Gubernamentales cumplan su trabajo por compromiso y lealtad; y no por sumar “likes” o “ave marías” con los resultados de sus obligaciones. Es como el que dona algo y lo publica; o ayuda a alguien y lo publica, esperando cientos de felicitaciones. Para mí, la nobleza no se adquiere ni se compra con imágenes grabadas.
Si bien es cierto que las Oficinas de Comunicaciones deben dar a conocer lo conseguido con trabajo decente, este ataque de “cumplimiento” me parece más un “culiprontismo”. Esperemos a que la alcaldesa reflexione; y que sus buenas intenciones ayuden al futuro de Ibagué (pero de verdad).
Amanecerá y veremos…
@HernanLopezAya
*Comunicador Social y Periodista de la Universidad Jorge Tadeo Lozano con 26 años de experiencia en televisión y Oficinas de Comunicación. Fue jefe de emisión del fin de semana en RTVC NOTICIAS. Ganador del premio de periodismo Álvaro Gómez del Concejo de Bogotá en 2016. Bloguero de KIENYKE durante varios años