La edición 70 del Aguinaldo Boyacense 2025, bautizada como “Bodas de Titanio”, dejó un impacto económico de 220.000 millones de pesos en Tunja, Boyacá, atrayendo a más de 200.000 asistentes y movilizando a unos 3.000 actores culturales durante sus siete días de celebración, del 16 al 22 de diciembre. Organizado bajo la producción general de Javier Castro, con el respaldo del alcalde Mikhail Krasnov y el secretario de Cultura Juan Pablo Pérez, el festival reafirmó la tradición cultural de la región bajo la consigna “Tunja, Ciudad del Frío”, mientras motorizaba la economía local mediante una articulación logística que incluyó shows de drones, convocatorias abiertas y estrictos controles de seguridad, con actividades descentralizadas en barrios y veredas.
Esta versión, la más ambiciosa en la historia del evento, superó récords previos en impacto económico y participación, beneficiando directamente al comercio, la hotelería y la gastronomía, al tiempo que generó 4.000 empleos temporales y repartió 260 millones de pesos en estímulos a artistas locales. Entre las novedades destacaron el Aguinaldo al Barrio y a Tu Vereda en 22 sectores, el Desfile de Carrozas, una cabalgata rural, la Media Maratón y la Feria Pecuaria, todo enmarcado en una imagen oficial que adoptó al oso de anteojos como símbolo ambiental.
Artistas Internacionales y Talentos Locales Brillaron en Escenario Principal
El cartel incluyó figuras internacionales como Carlos Vives, Nicky Jam, Ace of Base y Dr. Alban, junto a talentos nacionales como Yeison Jiménez, quienes llenaron la Plaza de Bolívar con su energía. Además, diez artistas locales con más de cinco años de trayectoria y un álbum discográfico propio recibieron un espacio especial para presentar su música, consolidando el compromiso con el talento boyacense en medio de una programación diversa que fusionó lo global con lo regional.
“Hoy celebramos 70 años del Aguinaldo Boyacense, una tradición que nos conecta y nos llena de orgullo”
Mikhail Krasnov, alcalde de Tunja
Con estos logros, el Aguinaldo Boyacense no solo perpetuó una herencia cultural de siete décadas, sino que posicionó a Tunja como epicentro festivo de Colombia, impulsando un desarrollo sostenible que perdurará más allá de las luces y la música de diciembre.

















