Ubicado en una de las tantas calles del barrio Palermo, se encuentra Alquimia Speakeasy, un bar que de lunes a sábado recibe a sus visitantes para brindarles una experiencia llena de aromas y sabores completamente innovadores. Un lugar dominado por el encanto, su decoración interna y la revolución de un concepto diferente de disfrutar una excelente copa.
Me gusta el bigote que deja el pisco sabor
Son las 5 de la tarde de un día normal entre semana, las calles del barrio Palermo lucen como de costumbre, uno que otro carro transita en medio de los callejones y los conductores poco se fijan en la variedad gastronómica que cuenta el sector, como de rutina muchos salen del trabajo y se dirigen para su casa. Este no es el caso de Manuel Alejandro Giraldo Duque, que apenas alista su atuendo para recibir una cita importante que tendrá con sus clientes en un par de minutos. Cita que preparo con horas de antelación.
En su Instagram aparece la dirección exacta del lugar, desde afuera todo parece ser una casa normal, sin embargo, los clientes deben atreverse a tocar el timbre y recitar un juego de palabras que a diario publican en sus historias de redes sociales, esta es la contraseña para entrar al sitio oculto.
En la barra principal está ubicado el anfitrión de esta cita y tal como si fuera un Whiskey es Manuel: serio, tímido, pero con un proceso de preparación largo en el cual intervienen muchas personas y donde los valores son el principal encanto de esa bebida.
Manuel Alejandro Giraldo Duque es oriundo de Manizales, artista plástico y diseñador gráfico. Tiene una vena artística que destila por su cuerpo y llena su mente de estética y sensibilidad, con la cual hace cuatro años cambió el concepto de consumir cocteles en la ciudad. Con sus mismas palabras, Manuel dice que su local es un bar oculto, pues desde afuera es una casa de dos pisos como cualquier otra del vecindario.
Alquimia Speakeasy está inspirado en los años 20, época de la producción norteamericana, la cual abre un antes y un después en la coctelería a nivel global. Este suceso se da porque en Estados Unidos no se podía vender alcohol, lo que llevo a que se realizara de manera clandestina, pues las fachadas de estos locales eran cafeterías, carnicerías, barberías y una vez adentro, se ingresaba al bar por una puerta oculta. Y hoy en día es la recopilación total de esa historia que encanta a todos los visitantes que reservan en el lugar donde cada detalle tiene una razón de ser.
Todos son bienvenidos al lugar; sin embargo, para sentarse a ocupar una silla en Alquimia, se debe hacer una reservación previa para generar la clave, que en esta ocasión: – Me gusta el bigote que deja el pisco sabor, será aquella que nos llevará a este nuevo mundo, en donde prima la innovación y la atención personalizada por parte de los meseros, que son los encargados de ofrecer una experiencia única a sus comensales.
Un Coctel para viajar en el tiempo
A pesar de no contar con un poder adquisitivo amplio, Manuel relata que el primer local que abrió lo decoró, diseñó y pintó el mismo. “Compré muebles de segunda mano, los desbaraté y volví a armar hasta que quedaran como los quería”. Para hacer este sueño posible, este joven de tez trigueña y brazos llenos de tatuajes tuvo que ir a capacitaciones, competencias, torneos, con el fin de conseguir productos, pues por el solo hecho de participar le daban botellas de licor y esto ayudó a que cuando abrió el bar, ya tenía toda la materia prima para empezar.
Su misión principal es que las personas que visiten su establecimiento estén dispuestas a aprender. “Aquí puede venir cualquiera, pero sobre todo que entiendan dónde están, que no sean las típicas personas que salen buscando unas chelas y unos cuantos guaros, porque de tras de cada bebida, hay mucho trabajo”. Todo esto acompañado de la música que se experimenta en el lugar, pues él está consciente de que esta es el vehículo que ayuda a trasmitir y a transportar a sus visitantes por la experiencia Alquimia y hacerlo de la manera que ellos consideran es la adecuada.
En medio de la conversación, Manuel comienza a pedir implementos para realizar una obra con sabor a cóctel, se le cuestiona sobre el uso de materiales con formas diferentes a lo convencional: como un hielo en forma de bloque largo y unas chispas que se ven como un cono, a lo que el autor refiere que busca hacer turismo por medio de sabores, ¿Cómo es posible? “- A través de la nostalgia, encuentro un sabor para cada color. En esta ocasión quiero mostrarles un coctel que con tan solo probarlo ustedes me dirán a mí qué lugar de Manizales es”. – Efectivamente, al beberlo trae a la memoria un lugar de la ciudad que por tradición muchos hemos visitado y es Palitos, la heladería de Chipre.
Buscando ampliar sus horizontes y sus conocimientos, Duque decidió ir a Bogotá para realizar sus prácticas de diseño en una agencia independiente, y a su vez trabajar en un restaurante, y es en este y de la mano de Pablo Fernández, uruguayo, que descubre todo el mundo de la coctelería, “pues esta profesión ofrece una infinidad de opciones creativas”, dice Manuel, para agregar que en este oficio puede darle a su carrera una interpretación diferente a través de los sabores y colores.
El Ciervo y el Oso, Candelaria, El Silo, Invisible fueron lugares en donde este joven emprendedor y soñador tuvo la oportunidad de ir puliendo este nuevo arte que venía desarrollando, para luego consagrarse, como el ganador de The Bacardí Legacy (competencia internacional de bartender).
Nuevos retos, nuevas oportunidades
La gran familia es un menú que se encuentra en la fase de planeación, el cual se va a realizar en homenaje a la ciudad y va a estar inspirado en los lugares más icónicos de Manizales. Para poder llegar a esto, lo más importante es conocer el concepto y tener un punto de referencia para poder saber de qué se va a hablar y poderlo trasmitir a través del cóctel. Todo esto con el fin de ayudar que el turismo crezca y de esta manera que los visitantes conozcan los sitios emblemáticos a través de una bebida, “Pues un 60% de las personas que nos visitan vienen de fuera de la ciudad, el otro 40% son personas de la misma ciudad, pero que muchas veces no sabes de la existencia de nuestro establecimiento”.
Aunque el tema de la coctelería cada vez coge más fuerza, es una rama que aún le falta por desarrollar más habilidades y que las personas quieran buscar una manera de educarse en el buen beber, pues Manizales es una ciudad arraiga en el consumo tradicional del licor que está en proceso de educación y de crecimiento en cuanto al descubrimiento de estas nuevas tendencias que van surgiendo.