Alza salarial 2026 podría impulsar la inflación en Colombia, advierte Banco de la República.

Compartir en redes sociales

Desde La Veintitrés Manizales informamos que el Banco de la República advierte que un aumento excesivo del salario mínimo en 2026 podría disparar la inflación, incluso cuando la inflación proyectada para ese año se mantiene cercana al 4%, según el Informe de Política Monetaria. La negociación oficial del salario mínimo 2026 aún no tiene fecha establecida, lo que añade una capa de incertidumbre en un proceso que enfrenta al Gobierno, a gremios y a analistas en un momento de cautela económica.

El informe resalta que la inflación podría verse empujada si el incremento salarial supera de forma significativa la inflación prevista más el aumento de la productividad en 2026. En ese escenario, advierte el Banco, podrían generarse recargos por horas extras, cambios en la contratación de aprendices y una reducción progresiva de la jornada laboral. Estos efectos tendrían mayor impacto en sectores como servicios y comercio, así como en actividades que dependen de personal permanente. Aunque persigue un equilibrio entre las necesidades de los trabajadores y la salud del mercado laboral, la institución señala que desalinear el salario mínimo de la productividad podría trasladarse a los precios y complicar la desaceleración de la inflación.

Advertencia del Banco de la República ante el salario mínimo de 2026

El informe especifica que el efecto inflacionario sería más fuerte si coexisten otros ajustes laborales, como recargos por horas extras, contratación de aprendices y reducción de la jornada. Esa combinación podría intensificar el impacto en servicios, comercio y otras actividades que dependen de un personal permanente, según el análisis del banco emisor.

«Puede generar presiones sobre los precios de rubros intensivos en mano de obra» – Banco de la República, Informe de Política Monetaria

Contexto necesario: en años recientes, los aumentos del salario mínimo han superado la inflación anual sumada a la productividad laboral, lo que ha generado presiones en los costos laborales. Aunque la negociación oficial para 2026 aún no ha arrancado, existen señales de cautela y tensión entre el Gobierno, los gremios y los analistas. Un incremento desalineado con la productividad podría trasladarse a los precios y frenar la desaceleración de la inflación, con posibles efectos en la contratación formal e informalidad. En el debate público también se enfrentan posturas: gremios piden cautela para no frenar el empleo formal, mientras defensores del incremento sostienen que el salario mínimo es una herramienta para reducir brechas y dinamizar el consumo interno.

Sigue leyendo