La precandidatura de Amaranta Hank al Senado por el Pacto Histórico para las elecciones de 2026 desató un debate público sobre estigma y representación tras su pasado en la industria para adultos. El anuncio fue divulgado a través de sus redes sociales y, paralelo a ello, aparecieron vallas publicitarias en Bogotá y Barranquilla con el lema “Nos gusta arriba, no abajo”; el tarjetón asignado a la lista del Pacto Histórico es el número 101 y, aunque su posición final en la nómina no está definida, Hank expresa confianza en integrarse a la lista definitiva para la contienda del próximo año.
En su comunicación, Hank enfatizó que ha defendido durante años a modelos, actrices, creadoras de contenido y trabajadoras de calle frente a las violencias del estigma. “Yo tengo una causa clara. Llevo varios años defendiendo a modelos, actrices, creadoras de contenido, trabajadoras de calle, sobre los casos de violencias de las que son víctimas. Ah, por el estigma”, afirmó, y añadió: “No, nosotras podemos estar en los lugares donde queramos estar y por eso me postulé a la consulta de mañana”. También hizo referencia al tarjetón y al apoyo del voto: “Sí, el #101 está abajo en el tarjetón. Pero tu voto lo pone ARRIBA en el Congreso. Marca #101 al Senado Alejandra Omaña – Pacto Histórico”. En una intervención posterior subrayó: “Nos gusta arriba, no abajo. ¿Te parece provocador? Eso pensaste, ¿cierto? (…) Arriba la justicia, derechos, salud, libertad, dignidad, respeto, igualdad, verdad, ley. Amaranta Hank. La voz en el Congreso”, y cerró con una afirmación que busca desafiar las perspectivas establecidas: “sería interesante ver a una exactriz porno en el Congreso; sería mucho más auténtico que lo que ya ocurre”.
El debate sobre estigmas y derechos de las trabajadoras sexuales
Este lanzamiento se inscribe en un contexto de discusión pública sobre estigma, representación y derechos de las trabajadoras sexuales ante la irrupción de una figura mediática en la política. La difusión de las vallas en Bogotá y Barranquilla, junto con la retirada de la precandidatura en el marco de las elecciones de 2026, ha generado preguntas sobre la legitimidad y la diversidad en la oferta política, así como sobre el impacto de una figura con experiencia mediática en las dinámicas internas del Pacto Histórico y la posibilidad de ampliar el debate hacia temas de derechos, salud y dignidad. Aunque Hank reconoce que su presencia puede provocar tensiones, también señala que su trayectoria visibiliza a quienes históricamente han quedado al margen de la política institucional.
«Hey, la gente que está en el Congreso va a mis fiestas. Los congresistas les encanta estar en las fiestas que yo hago. A los congresistas les encanta morbosearnos e invitarnos a reuniones en sus oficinas, a que les hablemos de nuestra causa, pero nunca a defenderla». – Amaranta Hank, precandidata al Senado
La historia reciente de Hank, marcada por su pasado en la industria para adultos y su actual incursión en la política, propone una reflexión sobre la relación entre visibilidad mediática y aceptación institucional. Con la posibilidad de abrir un nuevo cauce para la representación de voces diversas y de las trabajadoras sexuales dentro del Congreso, el caso plantea preguntas sobre alianzas, estrategias electorales y la forma en que la sociedad colombiana concibe a sus representantes de cara a 2026.
















