La Cámara de Comercio Colombo Americana, Amcham, emitió un comunicado en el que alertó sobre los efectos negativos que podría generar el aumento del 23 por ciento al salario mínimo para 2026, anunciado por el presidente Gustavo Petro el lunes 29 de diciembre de 2025. Esta medida establece el salario base en 1.746.880 pesos más un auxilio de transporte que lleva el total a 2 millones de pesos mensuales, un incremento que supera la inflación y la productividad del país, según la entidad gremial, y que se tomó sin la concertación prevista en la Constitución y la Ley 278 de 1996.
Amcham cuestionó la decisión presidencial por basarse en el concepto de “ingreso vital” de la Organización Internacional del Trabajo, OIT, cuya metodología no es obligatoria y carece de sustento legal sólido en el marco vigente del Código Sustantivo del Trabajo. El comunicado resalta que este salto salarial representa un costo total para el empleador cercano a los 2,7 millones de pesos mensuales, mientras que el ingreso neto del trabajador ronda los 1,86 millones, afectando directamente al 20 por ciento de los trabajadores formales que perciben el mínimo. Además, entre 2022 y 2025, el salario mínimo ya ha crecido un 42 por ciento frente a una inflación acumulada del 30 por ciento y una productividad estancada.
Impactos en empleo y empresas
La gremial advirtió que este aumento podría poner en riesgo la viabilidad de muchas compañías, especialmente las micro, pequeñas y medianas empresas, mipymes, al elevar los costos laborales por encima de la capacidad productiva del país. Entre los posibles efectos secundarios destacan un alza en los precios que impactaría los hogares, mayor informalidad laboral —donde la mayoría de los empleados no se benefician directamente pero sufren las consecuencias indirectas— y una desventaja para la inversión regional. Amcham también expresó preocupación por la inseguridad jurídica, física y regulatoria que genera esta decisión unilateral.
“El salario mínimo tiene un objetivo legítimo y necesario: proteger el poder de compra de los trabajadores sin poner en riesgo la viabilidad de las empresas ni el empleo formal. En ese contexto, un incremento del 23%, aunque se presente como un avance social, en las condiciones actuales puede convertirse en una decisión difícil de sostener y terminar afectando el empleo, la continuidad de muchas compañías y, paradójicamente, a los hogares que se busca respaldar”.
Cámara de Comercio Colombo Americana, Amcham
Otras declaraciones del comunicado enfatizan que “la verdadera justicia social requiere medidas que el país pueda mantener en el tiempo, no solo anuncios de corto plazo”, y critican que “la referencia al ‘ingreso vital’ de la OIT puede ser un insumo técnico, pero su metodología no es obligatoria”. Amcham subrayó que “decisiones de salario mínimo sin sustento técnico y legal sólido pueden sonar justas hoy, pero mañana significan más informalidad, más presión fiscal y menos oportunidades para las mismas personas a las que se dice proteger”.
“El aumento tampoco llega en cero. Entre 2022 y 2025 el salario mínimo ha crecido cerca de 42%, frente a una inflación acumulada alrededor del 30% y una productividad prácticamente estancada. Esto significa que el salario mínimo ya recuperó y superó su poder adquisitivo en este periodo”.
Cámara de Comercio Colombo Americana, Amcham
Estas cifras y análisis fueron verificados con datos históricos del DANE y el Ministerio de Trabajo, confirmando la tendencia de incrementos salariales por encima de la inflación. La posición de Amcham busca alertar sobre la necesidad de reglas predecibles para trabajadores y empleadores en un contexto nacional de Colombia, con implicaciones regionales en la atracción de inversiones.

















