El artista Camilo Restrepo recolectó más de 300 kilos de estiércol de los hipopótamos de Pablo Escobar, que hoy ocupan la ribera de la Hacienda Nápoles en Magdalena Medio, Colombia. Transformó ese material y lo trasladó a Medellín para cultivar hongos alucinógenos, una acción que culminó con la exhibición de bloques de excremento en la Bienal Internacional de Arte de Antioquia y que plantea preguntas sobre la legalidad de su manejo y de la psilocibina en el país. En el contexto de la presencia de más de 150 hipopótomos en Colombia, la iniciativa de Restrepo busca activar un debate sobre la regulación, la actuación del Estado y las implicaciones legales de manipular sustancias en un marco artístico.
La experiencia se apoya en datos concretos: Restrepo recolectó más de 300 kilos de estiércol para su proceso de cultivo, que luego llevó a Medellín; los bloques resultantes fueron exhibidos en la Bienal Internacional de Arte de Antioquia; y durante el proyecto se obtuvieron 50 hongos de forma silvestre. Aunque el proyecto sitúa la discusión en un terreno legal difuso, la regulación de la psilocibina en Colombia no está definida por una ley específica, y a nivel internacional existen restricciones distintas en países como Australia, Holanda, Canadá, Suiza y Alemania. A la vez, la presencia de los hipopótomos ha generado un interés turístico creciente en la zona.
Analítica legal y impacto cultural
Contextualizando históricamente, los hipopótomos llegaron a Colombia en la década de 1980 por la influencia de Pablo Escobar, y hoy se cuentan más de 150 ejemplares en el país. Restrepo utiliza el estiércol de estos animales para plantear preguntas sobre la presencia de estos mamíferos y sobre la legalidad de acciones artísticas que involucran sustancias, en un marco regulatorio aún difuso. El proyecto se sitúa así en un cruce entre fauna invasiva, turismo emergente y un debate ético sobre la experimentalidad en el arte contemporáneo y la salud pública.
«Estos hipopótomos son animales muy territoriales, muy agresivos, son la primera causa de muerte en África por ataque de animales salvajes» — Camilo Restrepo, artista
«Si en una exposición hay un laboratorio que está exhibiendo una droga, ¿qué pasa con eso, es ilegal? Igual pasa con los hipopótamos, que son especies exóticas, invasoras y se supone que no se puede transportar nada, no se puede commercializar. La pregunta es: ¿con la mierda del hipopótamo qué va a pasar, si yo la cojo y me la llevo para otro lado, estoy cometiendo un delito o no?» — Camilo Restrepo, artista
«De manera silvestre recolecté 50 hongos, el momento de mayor emoción dentro del proyecto porque ahí vi que si se podía conseguir» — Camilo Restrepo, artista
«La cocaína es una droga que enaltece el ego, que hace que la gente se sienta diferente al otro y se sienta con más derecho a irrespetar y pasar por encima del otro. Esto es una droga que diluye el ego, diluye el yo, hace que la persona se sienta otra con los otros, con la naturaleza, que encuentre una integración diferente» — Camilo Restrepo, artista
Este proyecto, que combina arte, fauna exótica y una lectura crítica de la regulación de sustancias, ha generado un debate entre la comunidad artística, defensores de la biodiversidad y autoridades sobre los límites de la experimentación y la responsabilidad social. Más allá de la polémica, la presencia de hipopótomos en la región continúa atrayendo atención de visitantes y turistas que buscan entender el fenómeno de la fauna invasiva y su impacto cultural y económico en la zona.

















