En la noche del 23 de diciembre, poco antes de las 10:00 p.m., un atentado sicarial sacudió el barrio El Bosque, en el suroccidente de Barranquilla, donde dos cobradiarios, Javier Enrique Soto Rodríguez, de 33 años, y Kenny Javier De la Hoz Young, de 43 años, fueron asesinados a bala por un hombre armado que se movilizaba en motocicleta y disparó en repetidas ocasiones en vía pública. El presunto atacante, identificado por testigos como alias Javier, quien sería primo de una de las víctimas, irrumpió en el sector motivado aparentemente por la negativa de las víctimas a pagar una extorsión exigida por una estructura criminal.
En el ataque resultó herida Sugeydis Milena Palacio Padilla, de 49 años, quien recibió impactos en la pierna y la pantorrilla, pero se encuentra estable tras ser trasladada al centro asistencial Camino El Bosque de María. Las víctimas fatales no contaban con antecedentes judiciales, mientras que las autoridades confirmaron que los cobradiarios habían recibido llamadas amenazantes en días previos, exigiendo pagos para poder operar en el sector.
Contexto de violencia por extorsión en zona controlada por Los Costeños
El barrio El Bosque se encuentra bajo la influencia del grupo delincuencial Los Costeños, liderado por alias La Hormiga, una organización vinculada a homicidios, extorsiones y microtráfico. Fuentes policiales indicaron que la negativa de Soto Rodríguez y De la Hoz Young a acceder a las exigencias económicas pudo haber desencadenado el crimen, en un contexto de creciente violencia por disputas territoriales y cobros coercitivos.
“Las víctimas no habían accedido a las exigencias económicas, lo que podría haber motivado el crimen”
Fuentes de la Policía Metropolitana de Barranquilla
La Policía Metropolitana de Barranquilla, en conjunto con la SIJIN, avanza en la investigación recolectando testimonios de testigos, analizando videos de cámaras de seguridad y explorando posibles motivaciones personales, incluyendo la relación familiar entre el presunto sicario y una de las víctimas. Este doble homicidio resalta la persistente amenaza de las bandas en la región, donde los cobros extorsivos se han convertido en una práctica recurrente contra trabajadores informales.

















