En la mañana del domingo 28 de diciembre de 2025, hombres armados no identificados atacaron a trabajadores de un campo petrolero en la vereda Palmera, kilómetro 16, de Tibú, en la región del Catatumbo, Norte de Santander, Colombia. Los sujetos interceptaron al personal justo después de que finalizaran reparaciones en las perforaciones, obligándolos a abandonar tres vehículos que posteriormente fueron incinerados, lo que provocó un derrame de crudo y la suspensión inmediata de la producción de 1.400 barriles diarios en el Campo Norte.
El personal petrolero logró evacuar sin lesiones graves, escapando en dos vehículos adicionales hacia la zona industrial sin novedad, según informó George Quintero, coronel retirado y secretario de Seguridad de Norte de Santander. La Fuerza Aeroespacial localizó los vehículos quemados, pero el derrame resultante ha impedido el tránsito vehicular en la zona, genera fuertes olores a crudo y agrava las dificultades de movilidad, incluyendo el bloqueo de una ambulancia que intentaba trasladar pacientes desde La Gabarra al hospital de Tibú.
Ola de violencia en el Catatumbo
Este incidente se enmarca en una escalada de violencia por enfrentamientos entre el ELN y disidencias de las Farc, que han atacado el campo petrolero al menos siete veces en 2025, además de hurto de más de 1.327 barriles de crudo durante el año. Los combates del 25 de diciembre generaron una emergencia humanitaria que afecta a 187 personas de 64 núcleos familiares, con más de 90.000 desplazados o expuestos a fuego cruzado en todo 2025, incluyendo 250 que huyeron a Cúcuta y 256 a Tibú tras Navidad. Dificultades climáticas han impedido sobrevuelos de seguridad en la zona.
«Una vez finalizados los trabajos, los funcionarios fueron abordados por hombres armados, quienes obligaron a dejar los vehículos en el sector. El personal logró salir del lugar en los otros dos vehículos hacia la zona industrial, llegando sin novedad.»
George Quintero, coronel retirado y secretario de Seguridad de Norte de Santander
La Alcaldía de Tibú, liderada por Richard Claro, activó de inmediato el protocolo de emergencia en coordinación con la Unidad para las Víctimas y la Gobernación de Norte de Santander, reclamando garantías para la población.
«No se le permitió el paso, lo cual coloca en riesgo aún más a la población. Reclamamos garantías de seguridad para el bienestar de todos los ciudadanos de Tibú.»
Richard Claro, alcalde de Tibú
El ataque no solo paraliza la producción petrolera clave para la región, sino que profundiza la crisis humanitaria en el Catatumbo, donde la inseguridad constante amenaza la estabilidad y el desarrollo de las comunidades locales.

















