En conmemoración de los 30 años del lanzamiento de El Dorado, Aterciopelados consolidó su estatus de referente del rock alternativo colombiano al presentar su segundo LP el 24 de octubre de 1995. El Dorado fue grabado entre octubre y diciembre de 1994 en Estudio Audiovisión, Bogotá, con la producción de Federico López y la distribución de Culebra Records, filial de BMG, bajo el paraguas de Sony BMG. Este disco marcó un salto en su proyección internacional, impulsado por la rotación en MTV Latinoamérica durante 1995 y por una agenda de giras y presentaciones que llevó a Andrea Echeverri y Héctor Buitrago a escenarios de varios continentes.
La propuesta musical de El Dorado fusiona guitarras de rock con ritmos tradicionales colombianos, con influencias de Café Tacvba y Los Fabulosos Cadillacs. El video de Bolero Falaz se rodó en Bogotá, y la rotación de ese material en MTV Latinoamérica durante 1995 ayudó a consolidar la presencia del dúo. Las giras y presentaciones internacionales de 1995 incluyeron una colaboración con Soda Stereo y una gira por España junto a Héroes del Silencio, episodios que ampliaron el recorrido de la banda fuera de Colombia.
El Dorado, una pieza clave en el mapa del rock latinoamericano
En ventas, El Dorado superó ampliamente las expectativas: vendió más de 400.000 copias en Colombia y alcanzó unas 600.000 en el ámbito internacional, distribuidas por Culebra Records; la grabación se llevó a cabo entre octubre y diciembre de 1994 y el lanzamiento se produjo el 24 de octubre de 1995. La banda formó parte de una camada de grupos de la época —1280 Almas, La Derecha, Kraken, Ekhymosis y Estados Alterados— y su repertorio incluía temas como Bolero Falaz, Candela, La estaca, una ranchera, y Siervo sin tierra, título de un libro de Eduardo Caballero Calderón. La visibilidad se fortaleció gracias a la sesión de Andrea Echeverri para MTV, las dos primeras ediciones del Festival Rock Al Parque y la gira por España con Héroes del Silencio.
No hay declaraciones textuales en el material disponible.
Hoy, treinta años después, El Dorado se mantiene como un álbum clave para entender la música colombiana y la diversidad del rock latinoamericano. Su legado se cita como antecedente para fusiones posteriores, desde Bomba Estéreo y ChocQuibTown hasta propuestas como Tropicoqueta de Karol G, y continúa siendo referencia para estudiar la efervescencia musical y social de Colombia en los años 90, cuando MTV Latinoamérica facilitó la difusión internacional en un contexto de apertura y violencia. El Dorado es más que un disco: es una radiografía sonora de una generación que buscó voz y proyección mundial en medio de cambios profundos en el país.
















