El Secretario General de la ONU alertó que la amenaza nuclear no solo persiste, sino que está acelerándose y evolucionando, en el marco de la conmemoración del Día Internacional para la Eliminación Total de las Armas Nucleares.
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El Secretario General de la ONU advirtió este viernes, durante una reunión en Nueva York centrada en la eliminación de las armas nucleares, que la amenaza nuclear no solo persiste, sino que está “acelerándose y evolucionando”.
“Las armas nucleares continúan amenazando nuestro mundo”, declaró Courtenay Rattray, jefe de gabinete del Secretario General, en nombre de António Guterres. “Y pese a décadas de promesas, la amenaza se está acelerando y transformando”.
Recordó la devastación causada por los bombardeos atómicos de Hiroshima y Nagasaki en 1945, e invocó a los hibakusha (los sobrevivientes) que han convertido su sufrimiento en un llamado por la paz. La reunión coincidió con la conmemoración del Día Internacional para la Eliminación Total de las Armas Nucleares, una oportunidad para que la comunidad internacional reafirme su compromiso con el desarme nuclear.
Rattray advirtió que el mundo avanza “sonámbulo” hacia una carrera armamentista nuclear más compleja, impredecible y peligrosa. “Nuevas tecnologías y nuevos dominios de conflicto han eliminado el margen de error”, dijo, haciendo referencia al ciberespacio, al espacio ultraterrestre, y a tecnologías como los misiles hipersónicos y drones submarinos, que aumentan el riesgo de escalada y errores de cálculo. Añadió que “no se trata solo de una crisis de armamento, sino también de memoria, responsabilidad y valentía”.
Para contrarrestar estas amenazas emergentes, anunció la creación de un panel científico independiente por parte de la ONU, con el fin de evaluar los efectos de una guerra nuclear y garantizar que la respuesta colectiva se base en evidencia científica rigurosa. Señalando el Tratado de No Proliferación Nuclear, recordó que no existen “condiciones ideales” para el desarme y que “nunca ocurrirá si seguimos esperando”. Subrayó que el desarme “no es una recompensa por la paz; es la base de la paz”.
Rattray instó a los Estados con armas nucleares a retomar el diálogo, aplicar medidas de fomento de confianza y garantizar que la decisión de utilizar armas nucleares permanezca en manos humanas, no en sistemas dirigidos por inteligencia artificial. También llamó a todos los Estados a ratificar el Tratado de Prohibición Completa de los Ensayos Nucleares y urgió a Estados Unidos y Rusia a negociar y reducir sus arsenales.
La presidenta de la Asamblea General, Annalena Baerbock, advirtió sobre los peligros de las armas nucleares, incluido el riesgo de que caigan en manos de terroristas o que se integren a sistemas bélicos con inteligencia artificial. Señaló que los tratados no bastan si los Estados no los cumplen y abogó por una política de “no primer uso”, además de redirigir recursos de la carrera armamentista hacia la acción climática. Animó a considerar cómo la tecnología nuclear puede “servir a la humanidad de manera constructiva y segura”, como en tratamientos contra el cáncer o la vigilancia ambiental.
Durante las intervenciones de los Estados miembros, la representante de las Islas Marshall recordó que la población de su país fue sometida a experimentos nucleares secretos en el marco del proyecto 4.1, lo que dejó secuelas graves como cáncer, infertilidad y nacimientos con malformaciones conocidas como jellyfish. Denunció que aún hay personas desplazadas que no pueden regresar a sus tierras debido a la contaminación radiactiva. Entre 1946 y 1958, ese país fue centro de pruebas nucleares de Estados Unidos, con consecuencias devastadoras.
El viceministro de Asuntos Multilaterales de Costa Rica señaló que los nueve Estados poseedores de armas nucleares gastaron en 2024 unos 100.000 millones de dólares en armamento nuclear, el equivalente a 28 veces el presupuesto anual de la ONU. Criticó que esos “recursos astronómicos se destinen a perfeccionar nuestra aniquilación”, mientras millones de personas sufren por la crisis climática y carecen de ayuda humanitaria. Subrayó que la eliminación verificable de las armas nucleares es “técnicamente factible” y recordó que el Tratado sobre la prohibición de las armas nucleares, junto con el Organismo Internacional de Energía Atómica, ofrece el marco y la capacidad técnica para ello.
El viceprimer ministro de Relaciones Exteriores de Venezuela denunció el despliegue de fuerzas militares estadounidenses en el Caribe, cerca de su costa, lo que calificó como “una amenaza creíble para la paz” y una vulneración del Tratado de Tlatelolco de 1968, que declaró a América Latina como zona desnuclearizada. Ratificó la disposición de su país a trabajar de manera “activa y constructiva” con la comunidad internacional para alcanzar un mundo libre de armas nucleares.