Bogotá: Periodista Natalia denuncia acoso laboral y sexual en dos medios; impunidad estructural.

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Natalia, periodista colombiana y testigo clave, denuncia haber sido víctima de acoso laboral y sexual en dos de los grandes medios de Colombia, señalando impunidad y una estructura de poder que protege a los agresores. En su relato, describe insinuaciones, contacto físico indebido, presión para mantener relaciones y humillaciones constantes en el entorno laboral, así como una respuesta institucional que, a su juicio, resulta insuficiente para detener la conducta. El testimonio sitúa el inicio del acoso durante su permanencia en un canal nacional con sede en Bogotá, y añade que a lo largo de su carrera se registraron episodios similares en otro medio escrito de gran envergadura, con actores principales cuyas identidades no han sido reveladas. En 2025, señala, ya no trabajaba en aquel primer medio.

La narración de Natalia detalla una progresión del hostigamiento que comenzó con insinuaciones y mensajes, escaló a toques en la sala de redacción y culminó en una presión para guardar silencio. Aunque hubo intervención de jefes inmediatos, su respuesta fue considerada limitada y, en los pasillos institucionales, Recursos Humanos respondió con frases como “él es así” y “tiene varios procesos”, mientras se implementaban capacitaciones que, al parecer, no impactaron de forma real en la conducta de los agresores. En paralelo, según el testimonio, surgió un grupo de apoyo a la mujer, pero persiste la sensación de que las medidas adoptadas no cambian la dinámica de poder ni la cultura de la redacción, que continúa permitiendo estas conductas. Para contextualizar, se citan cifras de Función Pública que colocan en 82% las acciones destinadas a presionar a las víctimas para mantener relaciones sexuales, en 79% los actos sexuales o intentos de estos y en 72% la vía de uso de correos electrónicos y mensajes de texto para estos fines.

La denuncia como espejo de una cultura de silencio en los medios

«Ven y me consientes, ¿si?» – Alto cargo no especificado

«Si te escribe mi esposa, fulana de tal, por favor no le contestes. El martes te explico lo que pasó, no contestes» – Anónimo, funcionario (mensaje de texto)

«Nata, tienes toda la razón. Tú no tienes velas en este entierro y por eso hice énfasis en que me disculpes por ponerte en esta situación. Tú no tienes nada que ver (y por nada del mundo tu trabajo está en peligro, jamás). Tú fuiste muy clara siempre, eso lo tengo claro. Solo te pido lo que te pido en caso de que ella te escriba (que no creo que vaya a pasar). Porfa discúlpame por ponerte en estas; no lo mereces. Te juro no volverás a recibir problemas de mi lado. Porfa discúlpame y mil gracias por tu ayuda», me respondió el hombre en cuestión. – Anónimo, agresor

«Ella se está metiendo» – Comentario de colegas durante la situación (no especificado)

«Quiere crecer profesionalmente a cambio de eso» – Comentario de colegas durante la situación (no especificado)

«No me gusta cómo te vistes», «No saludes», «No hables», «No te contrates para hacer amigos», «No es para que vayas al baño» – Comentarios del jefe del área digital hacia Natalia

El conjunto de estas notas y testimonios señala, de acuerdo con la denuncia, una estructura de poder y una protección institucional que mantiene en la impunidad conductas abusivas en el ámbito de los medios de comunicación en Colombia. Se advierte sobre respuestas parciales, como capacitaciones y grupos de apoyo, sin repercusiones claras para los agresores, mientras la víctima enfrenta el miedo a represalias y la estigmatización, con un impacto directo en su trayectoria profesional. El relato abona la preocupación por una repetición de conductas entre los llamados “duros” de la profesión, y cuestiona la eficacia de las medidas de recursos humanos ante casos de acoso laboral y sexual en los grandes medios.

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