Por Valeria Uribe Grisales
El acoso a las mujeres es un problema generalizado en todo el mundo y Manizales no es una excepción. Este fenómeno abarca diversas formas de violencia, desde el acoso callejero hasta el laboral, pasando también por las formas de hacerlo a través de la internet.
El acoso se manifiesta a través de comportamientos que socavan la dignidad y los derechos de las mujeres. La lucha contra el éste es fundamental para garantizar la igualdad de género y la seguridad de las mujeres en la ciudad.
Esta producción audiovisual se enfoca en examinar el acoso en Manizales desde la perspectiva de la mujer que ha sido víctima y levanta su voz y rechazo a unas conductas que en la ciudad muchas veces se aceptan como normales “con tal de no incomodar”. Mujeres que con un brochazo simbólico a su cuerpo le dicen no a esta horrible práctica y exploran caminos de sensibilización y educación sobre el problema como herramientas para el cambio.
Este trabajo que hoy les presentamos en La Veintitrés busca contribuir a la comprensión de esta problemática específica en el contexto local y promover la conciencia y la acción para crear una ciudad más segura e inclusiva para todas sus habitantes, sin importar su género.
Y recuerden nunca justificar lo que pasa; en cualquier contexto, no tiene justificación alguna. Es importante destacar que el acoso es una violación de los derechos fundamentales de las personas y una manifestación de desigualdad de género. Ninguna acción, actitud o circunstancia puede justificar el acoso. Calladitas no nos vemos más bonitas.