Campesinos de Victoria reciben 600 hectáreas antes controladas por redes del narcotráfico

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Dos predios que durante décadas estuvieron en manos de estructuras criminales fueron recuperados por la Agencia Nacional de Tierras y entregados a asociaciones campesinas que impulsarán cultivos de plátano, cacao y avicultura.

Durante años, en la vereda La Julia, en Victoria (Caldas), amplias extensiones de tierra fértil permanecieron bajo el dominio de redes del narcotráfico y grupos armados ilegales. Eran predios silenciados por operaciones clandestinas, economías ilícitas y el control de estructuras que condicionaron la vida de la región.

La situación empezó a cambiar con la recuperación material de dos predios realizada por la Agencia Nacional de Tierras (ANT), que logró restituir 600 hectáreas antes vinculadas a actividades ilícitas. Esta acción permitió iniciar un proceso de transformación orientado al uso productivo y comunitario del territorio.

Uno de los predios recuperados perteneció a Pedro Germán Ariza Quintero, investigado por lavado de activos y con vínculos con el Frente 47 de las FARC. Las autoridades establecieron que estas tierras servían como soporte financiero de esa estructura, que habría creado empresas fachada para administrar bienes y recursos ilícitos.

El segundo predio tenía antecedentes similares. Su propietario, Augusto de Jesús Vásquez, fue incluido en la Lista Clinton por presuntos nexos con organizaciones del narcotráfico. Investigaciones previas también lo relacionaron con actividades deportivas usadas para facilitar operaciones de financiamiento ilegal.

Con la recuperación de los predios, la ANT avanzó en el proceso de dotación de tierras a favor de dos organizaciones campesinas: FURECA y Agrovíctimas La Dorada. Ambas recibieron acompañamiento técnico y jurídico para consolidar proyectos productivos que fortalezcan la economía local.

FURECA, integrada por 25 familias, proyecta un modelo agrícola basado en cultivos de plátano y cacao, además de un módulo de cría de pollos. Aunque el proceso apenas inicia, sus integrantes trabajan en la preparación de los lotes y en las etapas preliminares de siembra.

Agrovíctimas La Dorada, conformada por 74 familias víctimas del conflicto, recibió la otra parte del terreno. Para esta organización, la tierra es más que un recurso económico: representa la posibilidad de reconstruir proyectos de vida y recuperar la estabilidad perdida durante los años de violencia.

La presencia campesina en La Julia comienza a transformar el territorio. En los espacios donde antes se desarrollaban actividades ilícitas, hoy se realizan reuniones comunitarias, capacitaciones y jornadas de planificación agrícola. Las asociaciones avanzan en la organización de sus cultivos y en los primeros pasos de comercialización.

Para la Agencia Nacional de Tierras, la recuperación no se limita al acto jurídico de aprehender los predios, sino a acompañar su uso social y productivo. El objetivo es que estas 600 hectáreas se consoliden como un motor para la agricultura regional y contribuyan a la soberanía alimentaria.

Con estas entregas, Victoria da un paso significativo en la recuperación de territorios afectados por el crimen organizado y en la construcción de un nuevo escenario rural. Las familias beneficiarias resaltan que este proceso representa dignidad, estabilidad y una oportunidad tangible para reconstruir el tejido comunitario.

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