El presidente Gustavo Petro confirmó que Colombia asumirá a partir del 1 de enero de 2026 un escaño en el Consejo de Seguridad de la ONU y que viajará a Nueva York para participar en el organismo, pese a la revocación de su visa y a que su nombre figure en la Lista Clinton, medidas que fueron motivadas por sus declaraciones durante una protesta en la ciudad.
En ese contexto, Petro mencionó que su entorno cercano podría verse afectado por estas decisiones: su esposa Verónica Alcocer, su hijo mayor Nicolás Petro y el ministro del Interior Armando Benedetti figuran entre las personas señaladas por las autoridades estadounidenses, lo que complica la agenda diplomática y la movilidad internacional del mandatario y de su círculo. La noticia, además, se conoce en medio de una entrevista concedida a Al Jazeera, de la que se difundieron fragmentos sin que se haya fijado una fecha oficial de publicación.
Colombia hará ingresar a su equipo al Consejo de Seguridad y Petro viajará a Nueva York
De acuerdo con los extractos difundidos, Petro anunció que el país participará en las deliberaciones sobre conflictos armados y afirmó que, durante su mandato, Colombia propondrá ceder su escaño a representantes palestinos. A pregunta de la entrevista, el presidente reiteró que, independientemente de las sanciones y de la lista, su objetivo es ampliar la participación de Colombia en foros multilaterales y fortalecer su voz en temas de seguridad y paz.
«Colombia va a ser, desde el primero de enero, miembro del Consejo de Seguridad. Yo tendré el placer de volver a Nueva York, aunque el gobierno federal no quiera recibirme allí» – Gustavo Petro Urrego, Presidente de Colombia (2022-2026)
El anuncio se inscribe en un contexto de tensiones entre Colombia y Estados Unidos por la postura que ha tomado el país respecto a Gaza y las intervenciones en el Caribe, así como por las sanciones aplicadas y la inclusión en la Lista Clinton a Petro y su círculo familiar y cercano. En este marco, se espera que el inicio del mandato de Colombia como miembro del Consejo de Seguridad genere un intenso trámite diplomático y un debate sobre los límites y la proyección de la participación latinoamericana en foros internacionales, con posibles repercusiones para la dinámica regional frente a eventos internacionales sensibles.
















