La creadora de contenido colombiana Vale Ardila, conocida en redes como @valeservaliente, vivió un curioso choque cultural durante una reciente visita a un restaurante en una de las plazoletas de Trujillo, Perú. Mientras ordenaba un sándwich, surgió una confusión con el camarero al decir «ya te digo qué voy a tomar» y luego «ahorita», palabras que tienen significados opuestos en Colombia y Perú según relató ella misma en un video publicado en TikTok.
En el video, grabado en un ambiente nocturno con plantas y sillas alrededor del local, Vale explicó cómo el mesero se quedó parado anotando, esperando su orden inmediata, lo que la llevó a reflexionar sobre las diferencias idiomáticas entre ambos países. «Acabo de pasar un choque cultural bastante interesante. Estoy en una de las plazoletas de Trujillo, Perú, y voy a ordenar algo de comer. Entonces, ya sé que quiero comer un sándwich, le pido el sándwich y le digo: ‘Ya te digo qué voy a tomar’. Y el chico se queda parado anotando», contó la colombiana.
El dilema de «ahorita» entre colombianos y peruanos
La clave del malentendido radica en el término «ahorita»: en Perú implica inmediatez, como «ahora mismo», mientras que en Colombia se refiere a un momento posterior o indefinido. Vale profundizó en esto al agregar: «Entonces me quedé pensando, porque claro, en Colombia si uno dice ‘ya te digo’, es como… El ‘ya’ para nosotros significa ‘ahorita’, no ‘en un momento’. Entonces le digo ‘ahorita’, y ‘ahorita’ para ellos significa ‘ya’ también». Según el Diccionario de americanismos, esta variación se extiende a países como México, Guatemala, Honduras, El Salvador, Perú y Bolivia, donde «ahora» puede ser hoy, «ahorita» dentro de un momento y «ahoritita» ahora mismo.
«Sí, si lo dices a un colombiano ‘ahorita’, se va y vuelve en un momento»
Usuario anónimo en redes
El relato de Vale generó reacciones entre sus seguidores peruanos y colombianos, quienes compartieron experiencias similares de malentendidos lingüísticos. Una usuaria anónima comentó: «Parce, yo viviendo aquí en Trujillo y aquí me han pasado un montón de cacharros, menos mal mi acento forzado de paisa me salva», destacando cómo estos choques culturales son comunes entre viajeros de ambos países.
















